Las tendencias plantean nuevos esquemas. 

Los paradigmas de la arquitectura industrial tienen su inicio en el Palacio de Cristal de Joseph Paxton para la gran exposición industrial de 1851, con el manejo de elementos estandarizados de hierro y una atmósfera lumínica por la piel de cristal.

Palacio de Cristal

Posteriormente, Walter Gropius diseñaría en 1911 la fábrica Fagus, dedicada a la producción de hormas de madera para zapatos, representando una gran innovación en la arquitectura industrial al contar con espacios bien ventilados e iluminados, cuidando la seguridad laboral, además de que las vidrieras brindaban un espacio luminoso y a la vez mostraban los procesos de producción.

Fábrica Fagus

Esta propuesta se alineaba con lo que había hecho su maestro, Peter Behrens, quien en 1910 diseñó la fábrica de turbinas AEG, donde se destacó una cubierta y portada de vidrio, elementos que representaban el progreso de la producción industrial.

Turbinas AEG

Finalmente, el arquitecto Erich Mendelsohn completa el paradigma de lo que serían los edificios industriales a partir del siglo XX con su fábrica de sombreros Luckenwalde, cuya techumbre a modo de capucha se convirtió en un hito para la ciudad.

Fábrica Luckenwalde

Es así que la tendencia del siglo XX en la arquitectura industrial fue mostrar la transparencia en los modos y procesos de producción, cuidando la fuerza de trabajo, la salubridad y el ambiente dentro de cada uno de los espacios.

Ya en el primer cuarto del siglo XXI, las tendencias arquitectónicas e industriales evolucionaron para abrir paso a una nueva era marcada con el uso automatizado de robots, la sistematización de controles y la optimización digital de los rendimientos.

También el monitoreo de seguridad y la eficacia en los sistemas constructivos con el uso de la inteligencia artificial (IA) para establecer los parámetros de ganancia de temperatura, ventilación, asolamiento pertinente, desgaste de los materiales y fallas estructurales, todo ello a fin de llevar a cabo un desarrollo sostenible integral.

Esta nueva visión conceptual de edificios genera nuevas formas de producción y ensamblado mediante una arquitectura flexible y de plasticidad espacial. Ejemplo de este paradigma es el edificio industrial de monturas Hermès, a cargo de la arquitecta Lina Ghotmeh, donde relaciona la tradición artesanal del tabique con la tecnología de punta, logrando una imagen humanizada y obteniendo la designación E4C2 de edificio sustentable.

Talleres Hermès

La lógica de la arquitectura industrial abarca desde el uso de energías renovables y eólicas, el aislamiento térmico inteligente, el uso de paneles solares y de nanotecnologías, así como de ecosistemas verdes en muros y techos, considerando los enfriamientos pasivos. 

La iluminación es optimizada a través de sistemas inteligentes estandarizados y modulación estructural; asimismo, la plasticidad espacial permite crecer o decrecer bajo los lineamientos del metabolismo arquitectónico y el manejo de materiales reciclados potencializa naves y estructuras en desuso dándoles una nueva vida.

Otros factores importantes incluyen el desarrollo de atmósferas de trabajo y áreas de esparcimiento que hagan posible la recarga de energía, la aplicación del internet de las cosas en la robótica avanzada de procesos, organizada desde la industria 4.0; el manejo de materiales y sistemas constructivos capaces de absorber suciedad y grasa; la creación de espacios arquitectónicos en metros cúbicos, además de la implementación de cápsulas de descanso.

En este contexto, las nuevas tendencias de la arquitectura industrial están vinculadas a los enfoques del pensamiento complejo, integrando la Inteligencia artificial con sistemas innovadores que dan forma a un nuevo paradigma. Este cambio se ve reflejado en sus tipologías arquitectónicas, que buscan humanizar los espacios y abordar los desafíos de la regeneración y salvaguarda del planeta, estableciendo así los retos de la arquitectura industrial de cara al futuro.

Tipología arquitectónica industrial.