Con un intenso olor a “libro nuevo” disfruté una tarde leyendo la novela inédita de Gabriel García Márquez: En agosto nos vemos.
En marzo de 1999 los lectores de Gabo recibieron la noticia de que el autor colombiano trabajaba en una nueva novela, pero las crisis creativas debido a su edad, el estado de sus facultades mentales, la muerte del autor en 2014 y la promesa incumplida de sus hijos de no publicar el manuscrito porque según él “no servía”, hicieron que esta increíble novela llegara a mis manos en su primera edición en abril de 2024.
Ana Magdalena Bach es una mujer cercana a los cincuenta años que cada agosto viaja a la isla en donde está enterrada su madre para dejar en su tumba un ramo de gladiolos y ponerla al corriente de lo que pasó en su vida durante el último año.
Repite la misma rutina desde hace ocho años: se hospeda en el mismo hotel, recoge el ramo de flores, se encamina al cementerio en donde limpia la tumba y pasa toda la tarde y al día siguiente toma el transbordador que la regresa a su familia conformada por un esposo amoroso y bohemio, una hija que quiere ser monja y un hijo ausente por los estudios de música.
Sin embargo, en esta última visita a la isla vivirá un encuentro con un hombre que la hará cuestionarse sobre su deseo y su sexualidad. A partir de entonces cada año en su visita a isla se evadirá de su vida y responsabilidades durante un día. La novela de ciento diez páginas está estructurada en seis capítulos que alternan las visitas de Ana Magdalena a la isla y los cambios que experimenta en su vida debido a ellas. La escritura de Gabo es envolvente y cautivadora.
Esta última novela muy corta, sobre todo si la comparamos con Cien Años de Soledad, regala al lector un último gesto del autor que en su perfeccionismo no confiaba en este texto y prohibió a sus hijos publicarlo. Bendita desobediencia que nos dejó esta herencia de la literatura latinoamericana bajo la pluma de uno de los autores más emblemáticos de los últimos tiempos.
El libro en una hermosa edición de pasta gruesa, incluye fotos del manuscrito original con anotaciones del autor y una nota del editor que nos deja ver el proceso creativo de un Gabo en sus últimos años.