Conocida como “el corazón de la casa”, la cocina es un lugar donde puede forjarse la identidad de una familia. Y si se trata de un restaurante, las posibilidades pueden ser infinitas, ya que en ella convergen personas con distintos orígenes, tradiciones e historias.
Es por eso que “The Bear” (2022), con tan solo dos temporadas publicadas, ha logrado cautivar a tantos. Adentrándonos en lo que a simple vista parece una historia de un negocio familiar y los esfuerzos de su protagonista Carmy (Jeremy Allen) por sacarlo adelante; pero poco a poco iremos conociendo a los personajes que convergen en dicha cocina; sus roles, vidas y pasiones que sazonan esta serie y la convierten en un platillo verdaderamente sustancioso.
En sus múltiples ingredientes encontramos la presión en carne viva que se puede vivir en el trasfondo de un restaurante, las discusiones y dificultades que suceden en el local, aderezado con las tramas personales de cada uno de sus integrantes. Algo que, en ocasiones, puede llegar a parecer una olla de presión a punto de explotar.
Sus cortes son crudos, terminan cocción abrupta de escenas para iniciar con otro tema. Vertiginosa en ocasiones y sin aparente hilación, pero cerrando capítulos con un buen sabor de boca, aunque siempre dejándonos con apetito.
Su creador, Christopher Storer, ha sabido preparar lo que, desde mi punto de vista, es una delicatessen audiovisual; donde las actuaciones, fotografía, música y narrativa otorgan al comensal un producto refrescante y atípico en el amplio menú fílmico y televisivo.
“The Bear”, a pesar de la corta duración de sus episodios, es una serie que logra capturar la esencia del arte gastronómico y que llena el plato sin abusar de pirotecnia visual, manteniendo el foco en sus personajes sin descuidar la belleza y gusto por capturar los procesos del quehacer culinario. Un balance perfecto entre drama, comedia y cocina.
Es compresible buscar contenidos que nos lleven a otras realidades, que nos saturen de aventuras y que despierten nuestra imaginación con sucesos insólitos y extravagantes. Pero muchas veces esa aventura y emoción se puede encontrar en algo tan cotidiano como una cocina, la convivencia con nuestros amigos y compañeros de trabajo o en la belleza y perfección que puede presentarse al preparar un omelette para algún ser querido. Eso y más es “The Bear”. ¡Provecho!