Por Meche Gómez

Cuando escuchamos la palabra “seducción”, de inmediato vienen a nuestra mente momentos íntimos o relaciones de pareja, sin embargo, cuando seduces a una persona es porque ha caído rendida a tus encantos, cualesquiera que sean los motivos que tú tengas para lograrlo.

No siempre estos serán de tipo sexual; aprender a seducir a las personas, puede ayudarnos a lograr que nuestros clientes quieran comprar nuestro producto, las personas quieran tener nuestra amistad, que en una entrevista de trabajo quieran contratarnos o que los demás se sientan atraídos por nuestra persona.

Para seducir lo primero que debemos aprender es a coquetear. Con el coqueteo se provoca, se manipula; coquetear es un jugueteo que haces para que la otra persona se sienta atraída.  Lo importante es que sea sutil, muy leve, pues demasiado franco será traducido como agresivo o sexual.

Nunca toques a la persona que quieres seducir, mientras charlan, ten una escucha activa, manteniendo contacto visual todo el tiempo, cruzando las piernas de vez en cuando, sonríe cuando la conversación lo amerite, adopta una postura relajada, si es necesario interrumpir hazlo muy amablemente, repite o parafrasea lo que has estado escuchando para que la persona sepa que lo estás escuchando activamente.

La sonrisa es quizás el arma más poderosa cuando queremos seducir, debe ser alegre, relajada y fresca, que muestre apenas los dientes, no estamos flirteando, estamos seduciendo, no hay que mostrar la lengua en ningún momento, ni mojarse los labios.

Para seducir hay que cuidar nuestro aspecto. Nunca vestir de forma provocativa, no es necesario. Pesa más una imagen cuidada, limpia, agradable, contemporánea y que muestre respeto por uno mismo, pues qué mejor que ser seducido por alguien que se siente seguro de sí, que muestra su independencia y libertad de acción.

Al despedirnos, un saludo firme y seguro, mostrando la palma hacia arriba, enviará un mensaje de liderazgo. ¿Un beso? Si es necesario para sellar la negociación, para que tu aroma termine seduciendo, ¿por qué no?

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