La Organización Mundial de la Salud informó que son 18 años los que marcan la diferencia en la esperanza de vida entre las personas que viven en un país desarrollado o no.

Los próximos 10 años deberán ser un desafío internacional para que la salud pública no se convierta en una elección política, por lo que te comparto los desafíos que amenazan nuestra salud durante la siguiente década:

  • Crisis climática: las mismas emisiones que causan el calentamiento global ocasionan más de una cuarta parte de las muertes por ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y enfermedades respiratorias crónicas.
  • La salud deberá alcanzar lugares en conflictos: el año pasado la OMS registró 50 emergencias en 58 países, 978 atentados sobre operaciones de salud, causando 193 muertes por destrucción de infraestructura sanitaria en países bélicos.
  • Atención médica justa: todos los países deberían asignar 1% más de su PIB a atenciones primarias de salud, para que más personas tengan acceso a los servicios esenciales.
  • Ampliar acceso a medicamentos y control: los antibióticos representan el segundo gasto más grande para los sistemas de salud y el componente más importante del gasto privado en países de ingresos bajos. La resistencia a los mismos representa un problema de salud pública.
  • Detener enfermedades infecciosas: VIH, tuberculosis, hepatitis, ETS y malaria, matarán en 2033 más de 4 millones de personas pobres, a causa de niveles insuficientes de financiamiento, debilidades en sistemas de salud y falta de compromiso de países ricos.
  • Alimentación saludable: no solo el hambre, ahora el azúcar y las grasas son las causantes del aumento de mortalidad.
  • Invertir en las personas que defienden nuestra salud: la subinversión crónica en educación y la falta de un salario digno, provoca escasez de trabajadores de la salud. Esto pone en peligro los sistemas de salud sostenibles. El mundo necesitará 23 millones de trabajadores de salud adicionales para 2033.
  • Proteger a los adolescentes: más de un millón mueren entre los 10 y 19 años por suicidio, accidentes y violencia.
  • Ganarse la confianza pública: evitar desinformación en redes, mejorar acceso a sistemas públicos y construir una alfabetización científica. El mundo gasta más en responder a emergencias sanitarias que en prepararse para prevenirlas.
  • Uso positivo de nuevas tecnologías: monitoreo y regulación de implicaciones éticas y sociales en genoma humano, salud digital, inteligencia artificial y biología sintética.

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