Queremos más a los villanos que al héroe

Hoy en día, son cada vez más los argumentos donde el antagonista odiado desde un inicio muestra un declive en su maldad para que, al final, se encamine hacia el bien. Pero, ¿desde cuándo ocurre esto?, ¿por qué es cada vez más común en los formatos de cine y literatura?

Para comenzar, hay que aclarar que los arquetipos de héroe y villano son muy antiguos. El héroe nació de los mitos y leyendas donde se les presentaba como personajes enfundados de valor, nobleza y virtud que luchan siempre por el bien común. Al contrario del villano, quien es la antítesis del héroe y va en busca del bien personal a costa de los demás.

Sin embargo, hoy en día, es más notorio cómo los escritores y directores enfatizan el detrás de los malhechores; ¿qué los hizo volverse malos?, ¿por qué son así? Y con base en trágicos pasados y vidas llenas de abuso, encontramos que el villano y su argumento de venganza o destrucción ya no parece tan descabellado.

En estos casos, la humanización del villano a través de su pasado es lo que hace posible que se redima, conocer su historia hace que nos volvamos más empáticos con él o ella. Personajes así existen desde hace mucho tiempo, un ejemplo bastante conocido podría ser: Ebenezer Scrooge (Cuento de Navidad de Charles Dickens), quien comenzó siendo un avaro, frío y cruel que, tras la visita de tres fantasmas (pasado, presente y futuro), logró pasarse al “lado del bien”.

Entre otros ejemplos de personajes que, tras develar su pasado, entendemos sus acciones y “salvación” son: El Grinch, Loki en el Universo Cinematográfico de Marvel, Severus Snape, Darth Vader, Maxwell Lord de la cinta Wonder Woman y las nuevas interpretaciones de Drácula.

Por otro lado, hay personajes que nunca podrán encontrar el camino de la luz, pues al no interactuar con su pasado y origen, es imposible perdonarlos. Referencias así sería: Dolores Umbridge, la Princesa Azula y, por supuesto, el icónico Guasón (Joker), a quien los creadores se han encargado de tener tantas versiones de su origen que es imposible hacer un lazo de empatía que no sea fanatismo.

La razón detrás de este tipo de giros argumentativos es debido a la necesidad de mostrar personajes más complejos. La maldad o el bien por sí mismos ya no es atractivo, se debe tener un porqué y un destino. Además, nos estamos dirigiendo hacia la construcción de una nueva sociedad y es lógico que en el camino se tenga una moralidad ambigua donde percepciones antes normalizadas están siendo condenadas y otras que eran censurables están saliendo a la luz como cotidianas.

Es así que de ahora en adelante lo que consumismo en libros, videojuegos, series o películas deberá ser analizado bajo diferentes lentes. La construcción de personajes no es otra cosa que un vistazo a lo que tenemos en el mundo real que, al estar en evolución, no se detendrá y lo que hoy es negro mañana puede volverse blanco.

Comparte: