¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado a alguien más decir frases como “en mis tiempos había buena música” o “el rock está muerto” o “ya todo suena igual”?
Es cierto que estamos pasando por una etapa en la que el llamado género urbano está permeando por todas partes y las canciones que reinan en los primeros lugares de las listas de popularidad, podrían sonar a lo mismo. Pero, ¿será que este rechazo se limite simplemente a un gusto musical o puede que esas canciones ya no estén dirigidas a personas de nuestra generación?
Frank T. McAndrew, psicólogo e investigador en Knox College, publicó un artículo en The Conversation titulado “¿Por qué la gente vieja odia la música nueva?” no te ofendas, así se llama el artículo.
El investigador explica que el gusto musical en las personas comienza a formarse entre los 13 y 14 años y a los 20 ya se ha consolidado. Según el artículo, alrededor de los 33 años la mayoría de las personas deja de escuchar música nueva, dado que tienen más responsabilidades y menos tiempo para descubrir nueva música, así que prefieren escuchar lo que ya les es familiar.
El autor destaca que, a medida que envejecemos, la música que fue éxito durante nuestra adolescencia sigue siendo popular entre la gente de nuestra generación y lo tomamos como un referente de música de calidad.
Pero no todo acaba ahí. La biología también juega un papel fundamental, según el artículo de McAndrew, ya que mientras nos hacemos mayores, la mente deja de ser ágil al momento de distinguir nuevos acordes, ritmos y melodías, lo que provoca que “todas las canciones nos suenen igual”.
Finalmente, el artículo habla de “el efecto de la mera exposición”, que básicamente dice que cuanto más expuestos estamos a algo, más nos gusta. Es un hecho que si tienes más de 30 años tienes menos tiempo de estar al día en cuanto a tendencias musicales y lo más seguro es que al escuchar algo nuevo no te pueda gustar.
Así es que, probablemente tu rechazo a la música nueva tenga que ver en gran medida a que ya no eres la misma persona de 15 años que coleccionaba cassettes o CDs, sencillamente porque ya no tienes tiempo, a menos que seas un melómano.
Independientemente de este estudio, habrá quienes siempre nos consideremos detractores de algún género musical, pero esa es otra historia.
