La ciudad de León, hoy en día símbolo de vanguardia en el calzado y la piel, así como sus derivados, tiene sus orígenes por allá del siglo XVII, donde la industria era incipiente, rudimentaria y de autoconsumo.
Se caracterizó por ser por muchos años el primer motor de la economía local tanto por derrama económica como por la distribución de recursos que propició; no obstante, ya entrado el siglo XXI se distinguió no solo por seguir siendo un generador de empleos y crecimiento económico al formar parte del 86% del PIB leonés, sino también como un eslabón robusto en la cadena de la ahora predominante y pujante industria automotriz de inversión extranjera.
Como es bien sabido, la industria de las tenerías y/o curtidurías enfrentó distintos retos a lo largo del siglo XX desde la Revolución Mexicana; la Segunda Guerra Mundial, así como la entrada de México al comercio internacional en la década de los ochentas; además del surgimiento y predominancia de materiales sintéticos.
Actualmente, se estima que sobreviven cerca de 800 empresas del ramo en la ciudad, siendo principalmente pequeñas y medianas con fuerte base familiar. Esto las hace atractivas para adentrarse a la industria automotriz, ya que en muchas ocasiones cerca de 700 piezas de un vehículo intervienen componentes de cuero o piel. Pero, en la actualidad, ¿cuáles son los principales retos para la industria en el orden financiero?
- Acceder a más y mejores oportunidades de financiamiento tradicional o alternativo, como capital de riesgo a través de aceleradoras y/o fondos venture capital, además de los beneficios de networking que suelen tener.
- Impulso de mejora en el orden estratégico y de gobernanza de las empresas familiares para estandarizar sus procesos, en los que los problemas no perjudiquen los resultados.
- Más fuentes de financiamiento y capacitación en factoraje y encadenamiento productivo para la industria automotriz.
- Mayor cohesión del sector en temas de capacitación, networking y alianzas entre la industria, el comercio internacional, universidades, gobiernos, empresarios e
inversores extranjeros. - Modernización de maquinaria y equipo a través de arrendamiento y capacitación fiscal.
- Mayor sinergia con los centros de investigación locales para la creación y/o invención de nuevos materiales o químicos.
En consecuencia, se tiene una industria local robusta que puede engarzarse completamente con la industria automotriz para insertarse ya no solamente en procesos locales, sino hasta en procesos internacionales de estas armadoras en donde tengan operación.