México transformado

TEXTO: LUIS ESQUIVEL

 

¿Para bien o para mal?

Con 8 meses en el gobierno, la cuarta transformación ha dado síntomas que no se pueden pasar por alto y que denotan que la política pública de México en estos tiempos es más una zona de desastre que un campo de siembra. Lo ha dicho la oposición, lo han dicho ex secretarios de diversos ramos en los gobiernos priistas y panistas, lo han dicho incluso líderes morales dentro del partido en el gobierno y sobre todo lo ha dicho la sociedad civil organizada: el plan de gobierno “transformador” se trata más de destruir que de construir.

Podría argumentarse que es natural cuando existe un cambio no solo de gobierno, sino ideológico. Sí, los problemas son que lo destruido supera por mucho a lo sembrado, y que lo sembrado parece difícil que sustituya a lo destruido. 

Hasta el momento, en sus primeros meses, el gobierno ha destruido: 

 

  • Un aeropuerto que sería un punto de conectividad mundial
  • Un amplio número de instituciones
  • Una reforma educativa
  • El seguro de salud de los más desprotegidos
  • La fuerza de seguridad más grande del país
  • El sistema de gobierno federalizado
  • Una reforma energética
  • Programas sociales que van desde apoyos al campo, el fon- do minero o las estancias infantiles

El plan de gobierno “transformador” se trata más de destruir que de construir.

Está en crisis:

  • El sistema de salud, sin medicamentos y sin salarios dignos para el personal médico, con un IMSS que está pidiendo donaciones al público.
  • El sistema de seguridad, con una policía federal protestando la desaparición de prestaciones laborales y una ola de violencia que incrementa día a día a pesar de la guardia nacional.
  • El sistema educativo, con la desaparición de la evaluación docente, el regreso de las condiciones de la CNTE y la falta de materiales básicos de estudio.
  • La economía, con una apuesta energética del siglo pasado, con la falta de promoción turística, con la falta de apoyo a empresas y emprendedores y una pérdida de empleos formales que empieza a ser escandalosa.

Y el problema mayor es que la tendencia sigue. El presidente y su gabinete se empeñan en destruir las políticas de fondo y eso implica la destrucción de las, ya de por sí frágiles, políticas que está sobre ellas. De lo que han sembrado, solo el tiempo dirá.

 

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