La influencia literaria en la cinematografía

“El papel es más barato que los rollos de película” … esta frase de Scorsese nos da una pauta para entender el cimiento del cine. Y es que la literatura es y siempre ha sido el pilar en la realización cinematográfica. Ya sea en procesos de adaptación guionística y de escaletas hasta la organización de preproducción, la escritura ha establecido los cánones narrativos y de orden con los que se rige el séptimo arte. 

Dentro del amplio acervo cinematográfico, existen infinidad de historias que han logrado su cometido de adaptación fílmica y otras que nos han decepcionado por su poca inventiva y desapego al texto. Afortunadamente, “Nunca me abandones”, obra original del Premio Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro, fue llevada al cine con gran delicadeza y maestría por el director Mark Romanek y el guionista Alex Garland. 

Historia que retrata un futuro distópico desde la perspectiva de tres jóvenes que han sido creados para donar sus órganos a sus símiles “originales”. Un título que logra transmitir los sentimientos profundos narrados en el texto original y que aporta la calidad histriónica y emotiva del elenco que actúa en esta cinta.

En ocasiones la opinión sobre una adaptación se divide, ya que en la versión fílmica se suelen modificar algunos aspectos de la obra original con motivos prácticos o creativos. Un acierto es “El diablo viste a la moda”, donde los cambios realizados a los personajes, además de un increíble elenco, convierten a esta película en una obra que se disfruta de principio a fin. 

Dentro de las novelas que se han llevado a la pantalla grande y que suelen olvidarse por el flujo continuo de producciones es “El perfume”, título adaptado de la novela escrita por Patrick Süskind, donde el protagonista busca la creación del perfume perfecto a toda costa. Su virtud reside en el hecho de poder trasmitir a la audiencia el sutil y efímero mundo de los aromas con las imágenes y narrativa que nos presenta, apegándose de forma fiel al texto literario. 

Desde los clásicos más entrañables hasta las sagas más actuales, la literatura ha otorgado al cine sus historias y le ha permitido ampliar las posibilidades narrativas dotándolas de las virtudes que conlleva este arte de imágenes y sonidos.

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