La división del futbol europeo comenzó a pesar de que la Superliga concluyó, para muchos, en un “súper fiasco”.
La profecía del ex entrenador francés Arsene Wenger en 2009, señalando que en el futuro se abriría paso una liga con los mejores equipos del continente, se ha visto frenada por la intervención de la UEFA. Pero, ¿qué pretendió ser la Superliga?
Comandada por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid y 12 de los equipos más poderosos del continente europeo, pretendían abandonar la UEFA Champions League para crear su propia “Superliga”, una en la que los aficionados gozarían cada semana de enfrentamientos entre los mejores equipos del mundo.
De entrada, la idea no sonaba mal, sin embargo, nos olvidamos de un aspecto importante: el espíritu de competencia o la deportividad. Esta nueva Superliga buscaba reemplazar a la Champions League como el nuevo torneo más importante de Europa.
¿Cuál era el argumento de estos equipos para tomar esta decisión? La respuesta es simple: el dinero. Estos equipos declaran haber sido golpeados fuertemente por la pandemia y veían en una liga repleta de los equipos más populares, una mina de oro. Además, alegan que la UEFA no ha sido clara en el reparto de los ingresos que genera la Champions League.
Ante esto, la UEFA amenazó a los clubes participantes con vetarlos de sus ligas locales y a sus jugadores con impedirles volver a jugar competiciones FIFA. Pero lo que terminó tirando la idea por completo, fueron las protestas de los aficionados de estos 12 clubes, pues consideraban que la liga acababa con el deportivismo.
Hoy, la idea de una Superliga Europea ha perdido fuerza, pero no se ha extinguido. Mientras los clubes ingleses renunciaron a ella, los españoles y la Juventus aún sueñan con una competencia que llene sus lastimadas arcas. Esta batalla entre los clubes y la UEFA, lejos de terminar, parece que apenas comienza.