Para todos los fanáticos de la Fórmula 1, es el máximo regocijo ante la belleza de la velocidad, del hombre y la máquina. Del espectáculo millonario que aglutina a millones de espectadores alrededor del mundo.

Netflix, a través de su brillante serie documental Drive to Survive, ha logrado a nuevas generaciones de seguidores a la Fórmula 1. La serie, con tres entregas siguiendo las temporadas de 2018, 2019 y 2020, y la cuarta en proceso, en un perfecto empleo del lenguaje audiovisual, con una estrepitosa edición y diseño de audio, hila las historias de los 10 equipos contendientes, mostrando sus batallas dentro y fuera de la pista.

El éxito de la serie ha desembocado en un crecimiento estrepitoso de suscriptores de la plataforma digital de streaming Liberty Media (empresa dueña de la F1), F1TV. Así, el fenómeno de Drive to Survive ha hecho que el universo de contenidos dedicados a la Fórmula 1 resurja con gran interés entre las audiencias.

Entre ellos, el magnífico documental de 2010, Senna, en el cual se reconstruye la carrera de éxito del piloto brasileño a lo largo de sus diez años de duración hasta la fatídica tarde del domingo 1 de mayo de 1994 en el Gran Premio de San Marino, en el circuito de Imola, en que fallece a causa de sus heridas posteriores a accidentarse en la curva Tamburello, liderando la carrera y perseguido por la siguiente leyenda del deporte, Michael Schumacher.

Sobre este último, gira una muy reciente y esperada producción documental, esta vez del propio Netflix: Schumacher. La historia, tejida en un estilo clásico del documental histórico-biográfico, a través de testimonios de su familia, colaboradores y competidores, nos lleva como espectadores a seguir una historia de un ser con una determinación sobrehumana en una constante búsqueda de la perfección dentro y fuera de la pista.

Como amante de las carreras, el documental es un gancho certero aunque, al contrario de Senna, el documental sobre Schumacher resulta un tanto decepcionante, ya que no logra conectar al espectador con la vibrante emoción de la Fórmula, sin haber comprendido que la esencia audiovisual sobre las carreras está precisamente en la velocidad, en atrapar con una edición frenética que la transmita. Que pueda convertir a un no creyente en un nuevo fanático del deporte.

Así, no queda más que esperar la siguiente temporada de DTS, nuestra telenovela favorita sobre la gloriosa Fórmula 1.

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