Innovación, no siempre es cambiarlo todo; deshacerse de lo antiguo y volver a empezar, mucho menos desaparecer lo ya probado; innovación más bien es evolución.

La evolución en la venta del arte es parte de la evolución de nuestros tiempos, y no hablo de los tiempos post pandemia o de lo provocado por ella, sino que desde hace ya algunas décadas la venta de arte se ha diversificado.

Desde el siglo XIX y hasta finales de los 80 del siglo XX, las galerías más importantes reunían a grupos de poderosos, acaudalados ciudadanos e inversionistas en espacios muy definidos, no todo mundo tenía acceso al arte, mucho menos lo sentía como parte de su vida.

Sin embargo, esta idea evoluciona y en los 90, las galerías comenzaron a jugar más con la imagen del artista, abriendo exhibiciones primero, a personas menos acaudaladas, y después montando obras en diferentes espacios. Desde edificios abandonados o en construcción, bodegas y talleres en desuso.

En México, ya son famosos los art walks (que van de galería en galería), la visita del cliente al espacio del artista y más reciente en México, Campo Marte (BADA México), el Frontón México en Ciudad de México (Material Art Fair) o parques públicos en San Miguel de Allende (Caminarte) o Monterrey (FAMA).

Por otro lado, en nuestra ciudad, las galerías on street se han dejado ver en hoteles, fábricas, estacionamientos privados y edificios abandonados, vaya, en lugares inesperados. Pasamos de hacer de las exposiciones de arte una formalidad a un evento colectivo.

La innovación en el arte no solo se ve en la obra misma, también se ve en la forma de llevar esta obra a un público cada vez más amplio y diverso, tal como lo es la creación humana.

Si quieres comentar este artículo o acerca de la creación, exposición y difusión del arte mexicano, en especial el arte visual, hazme llegar tus comentarios al correo andferce@hotmail.com.

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