Actualmente en nuestro país, existe la creencia de que es necesario ser un experto en el arte para saber disfrutarlo, lo cual es no muy cierto. Sin embargo, el conocimiento en la materia, sí nos hace apreciarlo más.

El espectador puede reconocer por medio de sus sentimientos si la obra fue capaz de tocarlo. Más la obra en sí, debe ser autosu­ficiente, es decir, que no tendría que ser explicada para poder comunicar. Por otro lado, el artista sí debe saber lo que hace, traducir un sentimiento en papel o en una canción. Cada persona interpretará el resultado según lo que ocurra en su interior.

Por dar un ejemplo, si una melodía fue creada para transmitir amor, dependerá del estado de ánimo de quien la escucha, para determinar si lo que siente es amor o quizá dolor.

Mi profesión y trabajo diario consiste en pintar sobre todo retratos. Es aquí que quiero contar una realidad sobre la percepción del artista, del cliente y del espectador. En mis inicios como profesional en esta disciplina, me entrevisté con un cliente que quería que pintara a su familia.

Yo conocía a su esposa y a sus hijos, pero al ser una sorpresa, tenía la limitante de basarme solo en las fotos que mi cliente me proporcionó. Al terminar la obra, mi cliente se puso a llorar, me preguntó que cómo pude captar la tristeza que su hija estaba viviendo en ese momento. Tuve que confesarle que esa no fue mi intención, yo no sabía nada.

Al entregar el retrato sorpresa a su familia, la esposa tuvo algunas observaciones. Para empezar, ella se percibía más voluptuosa de pecho, brazos y hombros. También estaba orgullosa de sus muy marcadas cejas tatuadas, las cuales yo creí que debía suavizar. Hice las correcciones y fue la última vez que me pasó algo así, porque aprendí a escuchar al cliente. A tener una entrevista con él, a ver a través de sus ojos y no de la realidad, sino a través de la percepción.

Por lo tanto, recomiendo asistir a eventos culturales, al cine y al centro de la ciudad. A detenerse cuando alguien está cantando y escucharlo, a bailar sin saber hacerlo, a criticar una pintura; a decir lo que pensamos, eso es más valioso para todos, porque lo correcto no existe.

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