Nuevos retos en la protección de propiedad intelectual
Vivimos en un mundo donde a un clic de distancia podemos encontrar información, imágenes, generar contenido y subirlo para que millones de ojos lo vean. Sin embargo, con la llegada y gran desarrollo de la inteligencia artificial, se abre un nuevo debate ante la vulnerabilidad de la propiedad intelectual: ¿los inmensos bancos de la IA representan una amenaza?
Recordemos que una IA generativa, como ChatGPT, es un modelo de inteligencia que entiende, interpreta y genera información basándose en los servidores que contienen grandes volúmenes de datos.
No obstante, se ha demostrado que este tipo de tecnologías incurren en plagios, puesto que la información presentada no es atribuida correctamente a las autorías o bien, ha llegado a reproducir textos sin autorización de sus creadores. En pocas palabras, la IA sí puede representar un riesgo para la propiedad intelectual.

Según Jesús García (2011): “se conoce como propiedad intelectual todas aquellas creaciones de la mente como invenciones, obras literarias y artísticas, símbolos, nombres, imágenes, dibujos y hasta modelos utilizados en el comercio”. Todas ellas, son protegidas en México por organismos como el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y el Instituto Nacional del Derecho de Autor (INDAUTOR).
El titánico reto que ahora existe, es ajustar los lineamientos de las políticas de protección con la evolución constante y veloz de la tecnología, ya que esta se enriquece cada minuto con las creaciones de millones que suben o comparten sus trabajos, ideas, entre otros.

Por ejemplo, durante marzo de este año, se desató una polémica por el uso de la IA generativa de imágenes con el estilo del destacado Hayao Miyazaki, director, animador y productor japonés que ganó fama mundial por sus películas con Studio Ghibli, de quien forma parte como cofundador.
La justificación más común que se encontró entre los miles de comentarios era que no se estaba haciendo uso de sus personajes, ni de sus narrativas, simplemente del estilo de dibujo. Sin embargo, ese estilo es el rostro principal del estudio y se trata del trabajo constante de dibujantes, animadores, coloristas que durante años han desarrollado esa identidad.

En la actualidad, la empresa OpenAI, quienes desarrollaron la función de imágenes con estilo de Studio Ghibli, enfrenta una demanda por parte de la compañía nipona pues argumentan que se trata de una violación por derechos de autor.
Pero la pregunta es: ¿quién cometió el plagio?, ¿la plataforma?, ¿los programadores?, ¿los usuarios? Es así como el horizonte de preguntas se alza y la incertidumbre emerge entre artistas y creadores. ¿Qué tan protegida estará mi obra cuando la presente al mundo? ¿Qué deparará el futuro a las invenciones de la mente humana? Si la inteligencia artificial redefine sus límites cada día…
Fuentes
García Pérez, Jesús Francisco (2011). Propiedad intelectual: la información como bien público y bien privado. Página 82. Recuperado de https://repositorio.unam.mx/contenidos/5002751