¿El automovilismo con qué se come? El deporte mexicano, es un fenómeno curioso, digno incluso, de un estudio a profundidad. Aquí, el futbol es venerado; si se considerara religión, tal vez iría a la par del catolicismo. Sus seguidores, madrugan o se desvelan, gastan o despilfarran, pero nunca abandonan, a pesar de que el futbol pocas alegrías le ha dado al país a nivel internacional, algo totalmente contrastante, si lo comparamos con otras disciplinas.
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Sergio Pérez, ha logrado entonces lo impensado. Hacer que un país futbolero de nacimiento, voltee, aunque sea de reojo, a echarle un vistazo al automovilismo. Un deporte complejo, con una terminología poco digerible, pero totalmente apasionante que durante años no tuvo un solo lugar en las portadas de los diarios deportivos mexicanos.
La Fórmula 1, campeonato mundial de automovilismo, solo ha visto en sus circuitos a 6 pilotos mexicanos en 71 años de historia y hasta hace unos meses, solo uno, Pedro Rodríguez, se había coronado en el Gran Premio, lográndolo en 2 ocasiones (Sudáfrica, 1967 y Bélgica, 1970). A lo largo de 50 años, México estuvo, pero no sobresalió, hasta que Checo dijo lo contrario.
Desde su llegada a la Fórmula 1 en 2011, Checo Pérez levantó expectativa. Debutó con la extinta escudería suiza Sauber, de ahí pasó a McLaren, luego llegó a Force India que posteriormente se convirtió en Racing Point y a lo largo de su andanza se subió 9 veces al podio, pero el primer lugar siempre se le negó hasta que en 2020 selló una historia de película.
A finales del pasado año, Sergio anunció que no continuaría con Racing Point, decisión unilateral, pues el mexicano se mostró decepcionado tras haber “dado todo por el equipo”. En el que había sido su mejor año, Checo se quedaría sin equipo y las opciones se reducían a una. Era Red Bull o nada. La posibilidad de quedarse sin lugar en la F1 era más que nunca una realidad y entonces, Checo hizo lo único que le serviría para permanecer en la élite.
En diciembre, durante el Gran Premio de Sakhir, aun con Racing Point, ganó el primer lugar. Cincuenta años después de la hazaña de Pedro Rodríguez, Checo se convertía en el segundo mexicano en conquistar un Gran Premio, pero la victoria iba más allá, pues fue el detonante que hacía falta, para que Red Bull lo fichara y así fue, al cabo de unos días su incorporación a la escudería austriaca se hizo oficial y meses más tarde, volvió a conquistar el podio, ahora en el Gran Premio de Azerbaiyán.
Su crecimiento acarrea, ahora, una mayor exigencia, pues al compartir equipo con el neerlandés Max Verstappen, líder actual del campeonato, Checo está obligado a ser y hacer protagonista a su escudería, algo complejo, pero no tanto como lo que ya ha logrado. Ser tendencia en un país conquistado por un balón de futbol, motivando a millones de mexicanos a sintonizar sus carreras independientemente del horario. Checo es entonces, a través de la disciplina, el carácter y un arduo trabajo, el ejemplo perfecto del éxito de la persistencia.