Es una costumbre no hablada, que la mujer en nuestra sociedad tiene una mayor carga de trabajo con una remuneración económica menor a la que un hombre recibe. Podrán existir varias explicaciones a este problema, pero la solución no se ha encontrado; al menos no se ha llevado a cabo.

Dentro de tanta injusticia, se forja por supervivencia: el hecho de que la mujer busque la excelencia. Si el objetivo de un estudiante varón es tener buenas calificaciones, la mujer busca ser la mejor de su clase. Así en el trabajo, deporte y demás actividades.

Esto ha logrado que tengamos en la actualidad mujeres que sobresalen en todos los ámbitos, mujeres excepcionales. En el arte no hay una excepción, durante muchos siglos las mujeres tuvieron que usar seudónimos masculinos para que su trabajo se tomará en cuenta.

Y si alguna mujer obtenía algún reconocimiento, se podría decir que hablamos de una excepción, algo casi mágico, digno de hacer una película sobre este hecho, lo cual no podría ser más falso, ya que las mujeres vienen siendo extraordinarias desde siempre, a la par que un hombre. Pero ahora, se ve que esta resiliencia las ha forzado a ser mujeres extraordinarias, tanto que algún día cercano veremos que todas las mujeres serán así.

Te apuesto que todo esto ya lo has escuchado o leído; hay videos en internet que cuentan sobre las marchas feministas y los destrozos que algunas de ellas hacen. No te dejes llevar por el amarillismo, porque si tuvieras la oportunidad de estar en esas marchas y escuchar a quien con sus pasos busca ser escuchada, podrás darte cuenta que si historia se parece a la tuya, solo que en lugar de ti, es contada por una extraña mujer.

Imagina que es tu madre la que habla, la que llora, la que exige; la que busca sobresalir. Ahí si correrías en su ayuda. Pues es igual, ahí hay madres de unos, hijas de otros, esposa, jóvenes solteras, sobre todo personas.

Pero este escrito no trata sobre la opresión de la mujer, sino del resultado de este: almas que se forjan fuertes, que resisten y avanzan, que se vuelven pilares ocultos de una sociedad. Y que un día tendrán cara y nombre ante el mundo.

Si alguna vez escuchas a una mujer ser exigente y alzar la voz, escúchala con atención porque seguramente algo inteligente de ella podrás aprender.

Comparte: