La muerte es uno de los imaginarios más importantes en la historia de la raza humana. Desde tiempos inmemoriales, tanto la vida como la muerte han sido rasgos inherentes al hombre, lo que hizo que desde épocas prehispánicas se concibieran distintas cosmovisiones para intentar comprender este destino final que todos en algún momento compartiremos.
Los mexicanos han formado alegorías en torno a ella a través de un culto de tradición milenaria al que, con el paso del tiempo, le dieron forma y vistieron de fiesta, color y folclor sin perder la profundidad de su espiritualidad.
En nuestro México, la muerte no es un concepto trágico, ¡aquí se le festeja! Se le humaniza a través de lo que pareciera un trance en el que la muerte muere y revive a la vez, entre colores y creencias que nos llevan a verla no como una desventura, no como un fatal desenlace, sino como un símbolo de perpetuidad.
La muerte también ha sido inspiración para las distintas expresiones artísticas de nuestro país. Así que asociar a la muerte con el cine, la música, el teatro, la pintura y demás manifestaciones del arte nos habla de esta relación tan cercana en la que vivos y muertos conviven por igual, difuminando esa línea que divide la vida de la muerte.
Tal es el caso del ilustrador, caricaturista y grabador mexicano José Guadalupe Posada, quien dio vida a la famosa Calavera Garbancera, figura que surge como una crítica social a aquellos mexicanos pobres que renegaban de su cultura y pretendían ser europeos, bautizada luego como La Catrina por Diego Rivera en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, donde la muestra con garbo y elegancia.
Francisco Toledo, polifacético artista mexicano, también toma la figura de la huesuda para plasmarla en su extensa obra, de la que podemos destacar la muestra Matando la muerte, de donde se desprende una serie de grabados que hacen alusión a la muerte interactuando con la característica fauna del artista, como Muerte saltando con cocodrilo.
Así podemos mencionar a distintos artistas de la historia del arte mexicano que de una u otra manera le han dado vida a la muerte, creando una contradicción interesante que provoca emociones diversas, invitando a reflexionar sobre la fragilidad del ser humano y, sobre todo, lo difícil que es aceptar lo inevitable.