Calidad es un término que se escucha en todas las empresas de todos los giros. Más allá de encontrar esta palabra en la industria, se aplica en áreas humanas y de nuestro día a día.
Seguramente más de una vez has escuchado las frases básicas que hacen referencia a este término: calidad en servicio, calidad de vida, calidad en producción, calidad humana, etc., pero, ¿realmente se encuentra la calidad?
“La calidad lo es todo, y va implícito en los genes de la humanidad; es la capacidad que tiene el ser humano de hacer bien las cosas bien”. Pablo Alcalde San Miguel, 2009.
Hablar de calidad es hablar de diferentes teorías y disciplinas, existen múltiples definiciones y el abanico de áreas en las que se puede aplicar es inmenso, y aunque generáramos un único concepto, cada persona entendería algo diferente.
En contexto técnico, la norma ISO 9000 define calidad como el grado en el que un conjunto de características (rasgos diferenciadores), cumple con ciertos requisitos (necesidades o expectativas establecidas), las cuales satisfacen las expectativas del cliente.
Si tuviéramos que unificar una definición, abarcando el contexto humanista y técnico se podría decir que la calidad es: realizar un proceso estructurado correctamente para generar algo (llámese producto o servicio) eficaz y que cumpla con los objetivos para los que fue creado.
La calidad se encuentra en todas partes de las organizaciones y su importancia se destaca en los valores de sus colaboradores y en la funcionalidad de sus productos y servicios.
Apostemos porque desde nuestra postura, ya sea como empresarios o colaboradores de una organización, entreguemos calidad en todos nuestros procesos, con el fin de brindar servicios óptimos, en tiempo y de excelencia empresarial.