Explorando el límite: cuando el cine se vuelve experimento
El término experimental en una obra artística solía sugerirme que el experimento no había logrado concretarse, adquiriendo este mote solo para entrar en alguna categoría dentro de la industria. Pero con el tiempo me he topado con múltiples trabajos audiovisuales que me cautivaron, convirtiéndose en piezas que disfruto profundamente y que hoy son pilares de mi acervo audiovisual.
La historia de este género podría remontarse al origen mismo del cine, ya que, estrictamente, todo intento de filmación fue un experimento en sí mismo. Destacan clásicos como “Un perro andaluz” (1929) de Buñuel y Dalí, o “El hombre de la cámara” (1929) de Dziga Vértov, títulos que sentaron las bases para el desarrollo artístico y la exploración cinematográfica.
Entre la multiplicidad de trabajos, técnicas y narrativas del cine, reconozco mi rigidez al aceptar que disfruto del storytelling y el fin definido de lo que veo en pantalla. Por eso me gustaría mencionar algunos trabajos que podría catalogar como “experimentales”, pero que mantienen un norte en lo narrado.
Recuerdo perfectamente la música en la sala de cine que dio inicio a “La casa lobo” (2018). Imágenes antiguas de una colonia con tintes alemanes y una narración en español con acento extranjero entremezclado, que dio pie a una serie de animaciones stop motion que me cautivaron desde el primer momento.
Inspirada en los hechos vividos en la Colonia Dignidad, esta cinta narra de manera críptica y a tono de cuento, aquel terrible suceso desde una perspectiva inocente, pero pesadillesca. Un filme particular y agridulce, difícil de digerir para algunos, pero imposible de ignorar.
En el marco internacional, me gusta incluir “Dogville” (2003) siempre que se habla de cine experimental. Una historia cruda que deja al descubierto la crueldad y los límites difusos de la naturaleza humana ante situaciones donde, aparentemente, nuestros actos no tendrán consecuencias. Con un elenco envidiable y una puesta en escena teatral, Lars von Trier nos ofrece una película única, digna de llamarse experimental.
También me he atrevido a considerar “Under the Skin” (2013) en este recuento, y lo justifico por su minimalismo y la forma tan particular de representar a un ser extraterrestre que, a través de su protagonista, plasma algo tan complejo como la experiencia humana y sus múltiples debilidades.