Afortunadamente, en estos últimos años el Bajío ha reflexionado acerca de no ser solo un motor manufacturero, sino también de desarrollar un ecosistema cada vez más orientado a la innovación.
En este contexto, la formación profesional ya no puede limitarse a planes rígidos ni a conocimientos puramente técnicos. Aunque ha crecido el número de alumnos en carreras técnicas, aún persiste una debilidad: las empresas demandan perfiles híbridos. Especialistas que combinen conocimientos especializados con nociones de finanzas corporativas, análisis de riesgos y habilidades cuantitativas, para así convertirse en talentos para la toma de decisiones.
La inversión en capital humano es un indicador del desempeño clave (KPI) en términos financieros. Los directivos que apuestan por la capacitación, actualización y educación. En un a región donde la competencia por el talento es cada vez más disputado, la cultura organizacional que promueve aprendizaje, innovación y evaluación, marca la diferencia. Un ejemplo es la llamada “Alfa Mafia” en Monterrey, semillero de líderes calificados que desarrolla Grupo Alfa.