Una perspectiva sobre la participación de las mujeres en las organizaciones

De acuerdo al censo 2020, realizado por el INEGI, el 51.2% de los habitantes en México son mujeres, mientras el 48.8% son hombres. Más que una cifra, estos datos confirman lo que se comenta en charlas sociales: sí, la mayoría son mujeres. Es aquí donde debemos plantearnos algunas cuestiones sobre las oportunidades y el papel que realmente desempeñan en la actualidad.

Más allá de la estadística, esta situación que prevalece en nuestro país poco a poco se ha traducido en desarrollo y progreso de las mujeres, tanto en el sector público como en el privado. Sin embargo, hay mucho trabajo y retos que superar para lograr una mayor inclusión y equidad.

Desafiando lo tradicional

Hoy tenemos a la primera mujer presidenta de México, a la primera gobernadora en Guanajuato y a varias alcaldesas que gobiernan distintos municipios en la república mexicana, lo cual, en el pasado, era impensable. En el sector productivo, hay mujeres en cargos directivos en empresas nacionales e internacionales, quienes han abierto brecha en esta situación.

De acuerdo al estudio, “Mujeres en los Negocios 2025”, realizado por la firma Grant Thornton, los puestos de alto nivel de las mujeres alcanzó el 39%, cuando en el 2022 era del 32%. Se ha avanzado, no obstante, el reto es mayúsculo, lo cual nos lleva a seguir promoviendo y motivando el desarrollo profesional de la mujer en todos los ámbitos, giros y sectores.

Desafiando lo tradicional

En nuestro país, cada 10 de mayo reconocemos la labor de las madres por su compromiso, lealtad, liderazgo, administración, guía y una larga lista de cualidades. Es decir, si hay infinidad de características positivas, ¿por qué no brindarles más oportunidades en los centros de trabajo que les permitan crecer profesional y laboralmente con un sello distintivo y óptimo?

Un factor importante es que desde casa debemos proporcionar confianza y seguridad a nuestras hijas, lo que nos lleva a interrogarnos sobre cómo estamos educando a nuestra familia. Es necesario incluir y motivar a las niñas, y al mismo tiempo, enseñar a los niños el valor del respeto, la equidad y la conciencia de que todas las personas, sin distinción, tenemos las mismas capacidades y oportunidades.

Definitivamente, en casa, en las empresas y en las oficinas de gobierno, deben implementarse acciones específicas, que sean ejemplos contundentes para que las mujeres en las organizaciones no sean una moda, ni una estadística, sino un estilo natural y permanente de convivencia laboral y profesional.