Bitcoin: el primer activo que otorga el control absoluto al usuario
Históricamente, las y los mexicanos almacenamos nuestra riqueza en bienes inmuebles como una casa, un departamento o un terreno. Otros instrumentos que usamos comúnmente para guardar e incrementar nuestra riqueza son la renta variable (inversión en bolsa), la renta fija (fondos de inversión) y, en menor medida, el arte, las joyas y los metales preciosos.
Pero en este punto habría que preguntarnos, ante el entorno jurídico y fiscal actual, ¿el gobierno puede embargar, confiscar o congelar mis bienes? La respuesta es que no existe un tipo de propiedad que esté a salvo, ya que puede ser embargada, robada, confiscada, puede prescribir o ser congelada por autoridades fiscales o judiciales.
Es así, que todas las formas de propiedad conocidas y reguladas por la Constitución y diversos códigos civiles, dependen de registros, autorizaciones o permisos, lo que condiciona y limita nuestros derechos. Sin embargo, con la aparición de Bitcoin en 2009, producto de la crisis económica global de 2008, redefinió el derecho de propiedad privada, pues fue el primer bien inconfiscable.
Citando a algunos expertos en Bitcoin como Andreas Antonopoulos, “Bitcoin es como tener un banco suizo en el bolsillo”, pues su tenencia no requiere permiso o autorización de ninguna autoridad, por lo que puede ser enviado y recibido libremente por todo el mundo sin restricciones.
Existen varios casos judiciales en Estados Unidos donde el gobierno o agencias como el FBI han sido incapaces de incautar los bitcoin, pues al ser descentralizado, solo el usuario puede tener acceso. Las autoridades se ven limitadas con multas o cárcel hasta que los propietarios entreguen sus claves.
Bitcoin es un activo digital intangible poseído por instituciones como el gobierno de Estados Unidos, fondos de pensiones, fondos de inversión, empresas que cotizan en bolsa y miles de individuos que buscan un activo que les permita acumular riqueza intergeneracional, sin que dependa de las decisiones cada vez más arbitrarias de los políticos. En la práctica, es un contrato de propiedad sin la necesidad que un estado te reconozca como dueño o la intervención de terceros, evitando la censura, incautación o cualquier límite a la propiedad.
Cualquier bien puede ser confiscado pues en última instancia la propiedad privada depende del Estado, de su regulación, de sus registros, de sus impuestos y confiscaciones, de las decisiones judiciales, de su censura; con Bitcoin se crea por primera vez en la historia de la humanidad un activo que no puede ser arrebatado y que su escasez es un refugio ante la inflación.
Excelente artículo. Felicitaciones al Mtro. Mauricio Torres Flores.
¡Es siempre un gusto y un honor contar con artículos de gran valor! 😉