Las viviendas verticales fusionan ubicación, conectividad, diseño innovador e interacción comunitaria

Los proyectos verticales pueden ofrecer una mejor calidad de vida, solo si reúnen ciertas cualidades. Todo dependerá del lugar, la cercanía a todos los servicios y centro de trabajo, pues lo ideal es que logremos llegar a ellos en 15 minutos caminando.

Por otra lado, es importante contar con alternativas de movilidad en transporte público y ciclovías verdes, así como tener proximidad con lugares culturales, es decir, teatros, cines, auditorios, museos y bibliotecas, así como restaurantes ricos en gastronomía para desarrollar el espíritu y goce cultural.

Los parques que son parte del vecindario son espacios fundamentales. Ese contacto con ambientes naturales diversos en la ciudad y su cercanía permite mantener una buena calidad de vida.

Las viviendas verticales de gran altura, situadas en avenidas principales, representan una opción viable debido a su conectividad y el fomento a la movilidad social. Facilitan el disfrute de una vida cosmopolita que se vincula a centros comerciales, sin embargo, es de gran relevancia que cuenten con vías de acceso secundarias para tener acceso al corazón de algún barrio histórico con identidad y arraigo.

Esto asegura el contacto multicultural y el aprecio por la identidad cultural de lugar, ya que esta conexión evita el aislamiento que significa vivir en las alturas. Bajar, convivir, estar en contacto, dialogar, hacer terapia con amigos del lugar, moverse y hacer ejercicio al aire libre, garantizan una mejor calidad de vida, más allá de todas las amenidades que puedan ofrecer estos proyectos.

Los nuevos desarrollos verticales habitacionales tienden a reducirse en metros cuadrados. Por tal motivo, es indispensable elegir proyectos que apuesten por la altura e incorporen espacios de dobles alturas, además de mezanine para crear atmósferas espaciales interiores que dan personalidad y libertad espacial a sus dueños.

Dado que las atmósferas son centrales en la arquitectura emocional, facilitan la liberación de presiones y tensiones de la vida diaria, promoviendo el descanso y la contemplación en un mundo agitado y lleno de problemáticas complejas.

Se dice que los habitantes de edificios verticales tienen varias ventajas al concentrar la densidad humana, ya que hay mayor vigilancia y control de accesos de seguridad, eficacia de recursos hidráulicos y energéticos, así como una accesibilidad a servicios integrados.

La búsqueda de la calidad en este tipo de proyectos se resume en los siguientes factores:

Convivencia. En parques, gimnasios, albercas, salones de eventos y equipamientos culturales que logren una comunicación social de calidad. Así como ejercitación física para mantener la vida saludable a sus habitantes.

Adaptación social. Alturas y flexibilidad espacial que permitan hacer diversas combinaciones y la versatilidad espacial para dotarle de carácter propio a cada hábitat.

Bienestar psicológico. Diseño de atmósferas estéticas y emocionales, donde se pueda relajarse de ajetreo diario.

Lugar con identidad y arraigo. Que van de las escuelas de prestigio y calidad académica a los hitos culturales locales.

Interacción comunitaria. Proximidad a los lugares de arraigo cultural y activación física del barrio histórico.

Conectividad e inteligencia artificial. Fomenta la relación con información de calidad para las elecciones de salud y bienestar psicológico.

Mejora de la plusvalía. No se da por el lujo, sino por el “genio del lugar”, es decir, una porción de la ciudad, única y estimulante para el desarrollo de la vida.

Es necesario que los desarrollos verticales se integren a los barrios con identidad para que sean centros referentes significativos y potencializadores de sectores de la ciudad, con el afán de enriquecer a la comunidad y llevarla a una vida profundamente cosmopolita, siendo el futuro de una ciudad humanizada y feliz.