Más que un concepto, una forma de actuar y transformar realidades

Según la Real Academia Española, empoderamiento se define como “hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. Usado también como pronominal”. El término empoderamiento se vincula con otros términos como el fortalecimiento, la potenciación o el apoderamiento.

Con él se introduce la noción de poder no solo como fenómeno social, sino también como variable psicológica. A su vez, el empoderamiento no solo es un concepto operativo, sino que también representa un valor que es la base de la transformación cultural (Sánchez Vidal, 2013).

Según Maton (2008), el escenario comunitario que favorezca el empoderamiento debe reunir ciertas condiciones, entre las que se encuentran: el sistema de creencias con base en el grupo, las actividades centrales que desarrolla la comunidad, el ambiente que favorece las relaciones, la estructura de oportunidad para el ejercicio de roles, liderazgo, cambio, así como el funcionamiento del escenario comunitario.

Es así que el término empoderamiento es mal entendido, al únicamente relacionarlo a la mujer en últimas fechas. Rescatemos que se refiere claramente a todo individuo, es decir, en el caso de crecimiento personal, el empoderamiento implica la capacidad para tomar el control de nuestra vida para tomar las decisiones que nos permitan cambiar y llegar a estar así donde queremos estar.

Es entonces que surge la interrogante, las mujeres extraordinarias, destacadas, independientes, autosuficientes, exitosas económica y socialmente se posicionan dentro de un contexto en el que, ¿se encuentran en desventaja, reforzando sus capacidades, con participación y protagonismo, con el fin de alcanzar una igualdad en la toma de decisiones, acceso a los recursos y el reconocimiento?

Estas mujeres extraordinarias poseen una estrategia de gestión basada en el conocimiento y la libertad, permitiéndoles actuar dentro de los límites de su experiencia. De esta manera, se intensifica su compromiso con el empoderamiento que ofrecen y la responsabilidad sobre los resultados obtenidos.

El sistema de creencias, las actividades centrales en la comunidad, el ambiente favorable a las relaciones, la estructura de oportunidades para el ejercicio de roles y el liderazgo de estas mujeres son los pilares que sustentan el cambio y el funcionamiento de su escenario comunitario.

Este cambio, ya iniciado con anterioridad, convierte al empoderamiento en un elemento inherente a su vida, sin necesidad de aprobación externa constante.

Fuente

Banda, A. L. y Morales, M. Empoderamiento psicológico: un modelo sistémico con componentes individuales y comunitarios. Revista de Psicología. Universidad de Sonora.

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