El conflicto es una parte inevitable de las relaciones humanas y, por ende, de la vida organizacional. A menudo, se percibe como algo negativo, pero si se maneja adecuadamente, puede convertirse en una fuente de oportunidades de mejora y crecimiento personal y profesional.

En algunos entornos, el conflicto se ve como una amenaza que debe ser evitada a toda costa. En otros, se considera como un desafío que, si se aborda correctamente, puede llevar a soluciones innovadoras y al fortalecimiento de las relaciones.

El libro de Harvard Business Review, “Dealing with conflict”, sugiere que la clave para una interpretación positiva del conflicto radica en la inteligencia emocional. La empatía, la comprensión y la comunicación efectiva son herramientas esenciales para reinterpretar el conflicto de una manera más constructiva.

Cuando se gestiona adecuadamente, el conflicto puede ser una oportunidad para identificar y resolver problemas subyacentes, fomentar la comunicación abierta y honesta, desarrollar habilidades de resolución de problemas y hasta innovar.

El manejo efectivo del conflicto implica varios pasos:
1. Define tu objetivo: este debe reflejar lo que quieres comunicar o cómo te presentas, no cómo esperas que reaccione la otra persona.
2. Reconoce tus emociones: aceptar y validar tus propios sentimientos es crucial, reconocer que estás nervioso o preocupado es el primer paso para manejar esas emociones de manera efectiva.
3. Planifica la logística: considera el entorno y el momento más adecuados para la conversación.
4. Usa una apertura suave: comienza la conversación de manera calmada y sin confrontación para reducir la probabilidad de que la otra persona se ponga a la defensiva.

5. Gestiona tus expectativas: ten en cuenta que no puedes controlar la reacción de la otra persona, pero sí puedes controlar tu comportamiento y tus respuestas.
6. Escucha activamente: esto te ayudará a entender mejor la perspectiva del otro y así encontrar puntos en común.
7. Comunica claramente: expresa tus pensamientos y sentimientos de manera clara y asertiva, sin ser agresivo.
8. Busca soluciones conjuntas: esto puede implicar compromiso o encontrar un nuevo enfoque que no habías considerado.
9. Pasa la página: es importante seguir adelante y no quedarse atrapado en el revanchismo o el resentimiento.

El conflicto no tiene por qué ser destructivo. La clave está en abordarlo con una mentalidad abierta, dispuesta a aprender y crecer a partir de la experiencia. Así, el conflicto se transforma de un obstáculo en una escalera hacia el éxito, la excelencia personal y organizacional.

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