Las metodologías ágiles son instrumentos cada día más utilizados para llevar a cabo proyectos. Nacieron en el ambiente de las Tecnologías de Información, ya que en este medio al iniciar un proyecto hay poca claridad sobre el producto final o entregable.

De esta forma, las metodologías ágiles promueven la planificación adaptativa, el desarrollo evolutivo, la entrega temprana, la mejora continua y fomenta la respuesta rápida y flexible al cambio.

A diferencia de las metodologías ortodoxas, se adaptan continuamente a los descubrimientos que el equipo de trabajo va encontrando durante el proceso, por lo que su enfoque es directamente al producto.

Las metodologías más tradicionales tienen un enfoque proyectivo, requieren de ser claros en el producto final, aunque puede haber cambios en los alcances durante la ejecución del mismo.

Ninguna, ni la ágil o la tradicional, es mejor que la otra, pues tienen funciones diversas. Con una metodología ágil es muy difícil construir una carretera o un rascacielos. Así como es mejor utilizar metodologías ágiles para proyectos con entregables sin una definición clara.

Es importante diferenciar ambos y darles el uso que merecen, ya que muchas empresas por moda deciden tomar el camino que en apariencia hará más sencillo el trabajo, además es muy seductor el hecho de que las metodologías ágiles requieren y generan poca o ninguna documentación, lo que también si no es correctamente utilizado, resultará en costos muy elevados en subsecuentes proyectos.

Por otra parte, hay un sinfín de capacitadores de metodologías ágiles de los cuales una gran parte son casi un fraude, pues al ser moda, mucha gente piensa que adaptarla será la gran panacea, pero una incorrecta implementación por una deficiente capacitación, traerá por consecuencia la desilusión que ya se encuentra presente en el medio. Entre las metodologías ágiles se encuentran: Kanban, Scrum, Lean o Cascada, entre otras.

hugo.rimada@pm2alliance.eu

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