Todas las personas nos comparamos con quienes nos rodean, porque hemos aprendido a valorarnos de esa forma y así tenemos un parámetro frente al cual adaptar nuestra conducta. Sin embargo, compararnos puede llevarnos a desarrollar un fuerte sentimiento de inferioridad o mantener una baja autoestima, pues nos lleva a quedarnos con la idealización de lo que queremos ser. Lo mejor es enforcarnos en nuestras metas y conectarnos con nuestro propio potencial y desarrollar las fortalezas necesarias para lograr lo que deseamos.

En 1954, el psicólogo Leon Festinger, desarrolló la Teoría de la Comparación Social que postula que hay un impulso dentro de todos individuos para obtener autoevaluaciones rigurosas. Esta teoría expone que todos evaluamos nuestras propias opiniones y capacidades a partir de compararnos con otros y de esta forma autodefinirnos.

Festinger asegura que los seres humanos tenemos un impulso innato a autoevaluarnos en función de otros, y que elegimos a personas más o menos parecidas a nosotros para hacerlo, no demasiado diferentes. Sin embargo, compararnos demasiado, aumentan la presión hacia la búsqueda de la igualdad con el otro, y esto lleva a la desmotivación.

Por todo esto, queda claro que aun cuando sintamos la necesidad de valorarnos de acuerdo a la comparación con los demás, ya sea en el logro de belleza, éxito económico o laboral, relaciones personales o bienes materiales, sería mejor confiar en el propio instinto. En ocasiones podemos buscar mejorar nuestra autoestima, comparándonos con personas que están en desventaja o en menor disposición que nosotros, mejora nuestra situación personal.

Pero cuando nos comparamos con alguien que percibimos como superior o mejor, el resultado puede ser mejorar nuestros puntos de vista y crear una percepción más positiva de nuestra realidad personal.

Ya sea para bajar de peso, mejorar nuestros ingresos, buscar el amor o embellecer nuestra imagen, ha sido comprobado que cuando nuestra autoestima es alta y nos comparamos con alguien que tomamos como inspiración, generalmente esta figura nos lleva a mejores metas.

Aún así, y aunque no sea totalmente incorrecto, lo mejor será evitar las comparaciones, y para ello podemos revisar lo siguiente:

1. Reconocer si voluntariamente nos comparamos con los demás, y si se ha vuelto un hábito, enfocarnos en nuestros puntos positivos y trabajar en ellos.
2. Poner énfasis en lo que somos y tenemos, no en lo que nos falta.
3. Detectar acciones y conductas que nos causan dolor y que hemos intentado copiar de otros. Desarrollar nuestras propias actitudes.
4. En vez de competir, aprender nuevas habilidades y conocimientos que nos lleven a la mejora personal.
5. Las redes sociales son una fuente de comparación insulsa e incierta. No las sigas.

Puede ayudarnos el recordar que todos los individuos somos seres imperfectos y que cada uno tiene un tiempo y un momento para superar sus debilidades, sin necesidad de medirnos con otros.

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