En los últimos 20 años, la proliferación de medios de distribución y producción fílmica ha ayudado a la realización y resurrección de géneros que por varias décadas fueron enlatados y olvidados por las audiencias.

Uno de ellos fue el wéstern o películas de vaqueros, ya que después de su época dorada (1940-1950), se dejó de prestar interés en estas historias por el exceso de oferta que se presentó en esos años. Ahora, con las nuevas plataformas y la visión de grandes directores, este género ha revivido con relatos increíbles, delicados e interesantes, que vuelven a llenar nuestra imaginación con la vida y aventuras de los que vivieron en esa época.

Una de las películas que más ha llamado mi atención es la obra realizada por los hermanos Coen (Fargo), de título “La balada de Buster Scruggs”. Un filme que se siente fresco por su estructura, formada por una serie de cortometrajes donde el humor negro, el drama y la tragedia nos llevan a través de las vicisitudes de sus personajes que incluyen actores como Liam Neeson, James Franco y una actuación memorable de Harry Melling, recordado por ser el odioso primo en la saga de Harry Potter.

Una película del oeste que sale de las convenciones y nos muestra otro lado de este género. Otro filme que gracias a Netflix vio la luz, es la aclamada “El poder del perro”, de la directora Jane Campion.

Un metraje que por su duración y ritmo lento ha alejado a algunos, pero para aquellos con paciencia, se verán recompensados con una historia delicada, que construye su narrativa a través de los detalles y otorga uno de los trabajos fotográficos de cowboys más impresionantes de los últimos años, retratado por el ojo de Ari Wegner, que a título personal merecía el Oscar en dirección fotográfica.

En el acervo de películas protagonizadas por Brad Pitt se suele olvidar uno de los trabajos donde se explota su capacidad histriónica de forma increíble. “El asesinato de Jesse James por el cobarde de Robert Ford” del neozelandés Andrew Dominik, es una película de vaqueros clásica en todas sus convenciones, pero que, a través de su fotografía con distorsiones, la actuación de sus personajes y la narrativa de su guion nos otorga una visión alterna de la vida de uno de los personajes más famosos de las “historias de vaqueros” de la historia. El wéstern es un clásico fundacional del cine, esperemos siga siéndolo.

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