En la labor cinematográfica, cada departamento es vital, riguroso y demandante. Una maquinaria que pesar de estar formada por muchos, depende de la persona al frente del proyecto para visualizar su norte y moldear la obra.

Es ahí donde directoras han plasmado su visión del mundo por medio de sus películas, imprimiendo sellos característicos en una industria profundamente acaparada por el sexo masculino. Explorando rutas y ópticas que muchas veces el varón ha olvidado o carece de ellas.

A través de los años, las comedias románticas han desempeñado un papel fundamental en la oferta que estructura el mercado del cine, pero pocas son las que llegan a sobresalir debido a la sobreoferta del género, aunado a que suele considerársele como banal y de poca profundidad.

Pero Nancy Mayers ha sabido capitalizar sus trabajos de manera espectacular, además de brindarnos películas entrañables, de estéticas hermosas y profundamente placenteras.  En su filmografía podemos encontrar “Alguien tiene que ceder”, “Pasante de moda”, y la que se ha convertido a mi parecer, en un clásico: “Juego de gemelas”.

Sofia Coppola lleva en su apellido un peso que podría eclipsar su carrera por el hecho de ser hija de Francis Ford Coppola. Afortunadamente ha forjado su propio estilo, otorgándonos trabajos donde la fotografía, la narrativa y los diálogos parcos que caracterizan a sus personajes confluyen en filmes que, sin hacer alarde de grandes presupuestos, nos narran historias delicadas donde la mujer suele ser el foco principal de sus relatos.

Su acervo cuenta joyas como “Perdidos en Tokio”, “Las vírgenes suicidas” y tal vez la más vistosa y conocida: “María Antonieta”. Una directora con la capacidad de enamorar al espectador por la delicadeza y estética de su trabajo.

La realización de cine en México es una proeza que merece un reconocimiento grande para los que dedican su vida a ello. Y Tatiana Huezo ha logrado destacar a pesar de las carencias y dificultades que esto representa para el cine nacional. Con fuerza narrativa nos regala historias como “Tempestad” y “Noche de fuego”.

Explorando la intimidad, los pensamientos y vivencias de sus personajes, que luchan por existir en un entorno adverso que les oprime y ataca; trabajos que retratan el dolor y la crudeza desde la perspectiva de la mujer.

El cine por naturaleza exige distintas ópticas y visiones, por fortuna, contamos con estas y muchas directoras para contarnos sus historias.

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