Últimamente ha habido un auge de servicios financieros, “evangelizadores” de cultura financiera a través de distintas redes sociales en los que se relatan estilos de vida superfluos originados por un flujo de dinero de forma “fácil y sencilla” a través de aplicaciones, sitios web, análisis de datos o algoritmos sistematizados.

O algo más tradicional como son algunas empresas de préstamos que intermedian entre quienes desean prestar su dinero para obtener un rendimiento por encima del mercado y quienes requieren liquidez por alguna deuda o emergencia pero que tienen acceso a financiamiento de forma limitada o nula.

Me gustaría compartirles algunos puntos a tomar en cuenta para tener una certeza jurídica de en dónde se está depositando la confianza de invertir los recursos monetarios o incluso a quién se está solicitando un financiamiento.

 

Lo anterior, debido a que desafortunadamente ante la poca cultura y/o educación financiera existente en el país, hay una serie de estafadores que se hacen pasar por intermediarios financieros o bursátiles que no cuentan con las licencias, permisos o certificaciones necesarias para desempeñarse en el medio, por ejemplo:

Una empresa financiera que se dedique a prestar dinero o realizar financiamiento, no solamente necesita estar dada de alta en PROFECO, sino ante todo estar regulada bajo la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. Una forma de tener esta certeza es que se encuentre registrada en el Sistema de Registro de Prestadores de Servicios Financieros (SIPRES).

En lo que respecta a intermediarios bursátiles, es decir, todos aquellos “asesores” que emitan recomendaciones de inversiones en acciones de bolsa, deben por lo menos contar con la Figura 3 como Asesor en Estrategia de Inversión por la Asociación Mexicana de Intermediarios Bursátiles (AMIB), con lo cual estará facultado para asesorar e intermediar con valores de terceros ante la Bolsa Mexicana de Valores.

Por último, siempre es conveniente observar antes de contratar cualquier servicio financiero, las cláusulas de los términos y condiciones, así como también el aviso de privacidad de datos personales, además de algunos otros documentos que prevengan que exista de por medio algún ilícito.

Posterior a ello, tener muy claro el Costo Anual Total (CAT) para el caso de financiamiento y la Ganancia Anual Total (GAT) para inversiones, respectivamente. Con esta información se puede comparar con herramientas de la Comisión Nacional para Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) las mejores opciones.

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