El mercado de la inteligencia artificial alcanzará los 134,8 billones de dólares. Según InConcert creció un 14,4% en 2021 y crecerá hasta un 31,1% en 2025. AI está creciendo cada vez más en números y ha entrado a mejorar la vida del ser humano, algunos ejemplos son:
- Asistentes de voz: ayudan con las tareas en el hogar u oficina.
- Smartphones: los selfies con el mejor enfoque sugerido.
- Redes sociales: personalización del contenido de que ver y que buscar según nuestros gustos.
- Automatización del hogar: optimizar los esfuerzos de las actividades físicas.
- Movilidad: gracias a Waze conocemos el estado del tráfico en tiempo real, cuáles son los puntos de desplazamiento y las rutas alternas que facilitan la vida diaria.
- Salud: pasamos a tenerla de forma preventiva, gracias a sus algoritmos obtenemos diagnósticos en tiempo real; estos se generan a través de la recolección de información de diferentes dispositivos inteligentes como los relojes.
Con el tiempo, la AI evolucionará cada vez más, podremos ver un avance significativo para las relaciones humanas, lo más cercano a nivel empresa /emprendimiento son los chatbot que apoyan en la atención y gestión de los clientes, gracias a la adecuación de su leguaje natural utilizado estos son cada vez más naturales y agradables para el público.
A nivel sentimental podemos ver cómo en la película HER, creada desde hace 10 años, muestra cómo el ser humano conecta de forma emocional con la AI y la hace parte de su vida diaria. En ella está Samantha, software creado con AI, con voz femenina, personalidad empática e intuitiva; cualidades que la hacen ser una “persona” muy especial; ella es la pareja perfecta de Theodore y poco a poco se van conociendo y creando una amistad significativa para él.
Todo lo anterior nos hace la invitación emplear nuestro propio criterio de lo que consideramos un beneficio o no de la AI; al tenerla inmersa en nuestra vida somos los seres humanos quienes elegimos qué tanto puede o no ser un match.