La construcción y la arquitectura son un mercado de alto riesgo por diversos factores, como la globalización, la competencia agresiva de los mercados internacionales, la escasez de las maderas, así como el aumento de las tasas de interés para la adquisición de créditos en vivienda.
Un arquitecto financiero debe comprender el valor de su tiempo, una gran cantidad de obras sin una utilidad justa es un problema. Por lo que es necesario comprender en cada proyecto de dónde vienen los ingresos y a qué se destinan en tu oficina, ¿son gasto o inversión?
Conocer los gastos operativos de la oficina que son fijos y qué porcentaje se cobra, así como cuáles son los gastos variables que tienen que ver con la promoción de la oficina. Si reducimos los gastos fijos logramos un balance positivo, teniendo en cuenta la cantidad de proyectos bien cobrados que se requieren al año, priorizando aquellos proyectos que dejan mayor utilidad.
Al ser de alto riesgo la construcción, se requiere un fondo destinado para vicisitudes, el primero es enfocarte en las deudas a proveedores, a su vez es necesario cuidar perdidas y gastos operativos, buscar y luchar por los tipos de proyectos arquitectónicos que te dan ese equilibrio.
Los arquitectos somos dados a vivir de una imagen inflada; es necesario gastar en lo necesario y aprender a invertir en bienes inmuebles, equipo y maquinaria que pueda redituar, no en autos de lujo.
Por lo tanto, arma un plan estratégico de negocios soportados por un programa sistemático administrativo y contable con buenas deducciones fiscales. Recuerda que salud financiera requiere de la rentabilidad de cada cliente y de sus proyectos.
Pregúntate cada año: ¿pierdes o ganas?, ¿cuántas facturas al año?, ¿qué se te va en sueldos y en imagen?, ¿cuánto dedicas a capacitación?, ¿en qué inviertes? Finalmente si tienes un cliente potencial, antes de dar tu presupuesto calcula a detalle el costo, riesgo e inflación; no subsidies, no financies, busca ese punto de equilibrio y la liquidez con la que cuentas, comprendiendo siempre el valor del ciclo de vida del cliente y el equilibro financiero te permitirá el goce de la profesión de arquitecto.