En el número de septiembre de 2021, abordé una comparativa entre los coches eléctricos y a gasolina, desde el punto de vista de emisiones de CO2 equivalentes, y ahora el tema será abordado desde el lente económico.

Basaré los datos en vehículos tipo sedán para ambos casos, de forma que el análisis sea lo más justo y objetivo posible. Un coche eléctrico como el mencionado tiene un rendimiento promedio de 7 km/kWh, mientras que uno de condiciones similares, a gasolina, recorre 14 km/litro en ciudad.

El precio promedio de la gasolina ronda los $21.00 por litro (gasolina de 87 octanos), por lo que el costo de recorrer un kilómetro en este automóvil es de $1.50/km. Por otro lado, en lo que respecta al auto movido con energía eléctrica, el costo dependerá de dónde sea este último cargado, pues la tarifa eléctrica varía considerablemente de un sitio a otro, pero supongamos diferentes escenarios:

  • Si se carga en casa, muy probablemente se cuente con tarifa DAC (Doméstica de Alto Consumo), por lo que implica el gasto de energía del coche. Dicha tarifa está, aquí en el Bajío, en $6.50/kWh, por lo que el costo por kilómetro sería de $0.92/km recorrido.
  • Si se carga en la oficina, y esta tiene contrato a baja tensión, el costo sería de $0.63/km.
  • Si el lugar de trabajo, escuela, etc., se encontrará con tarifa en media tensión, el costo de carga promedio sería de $0.41/km, es decir, menos de la tercera parte de su equivalente a gasolina.

Ahora, existe la posibilidad de instalar paneles solares fotovoltaicos que generen el equivalente a lo consumido por el vehículo, por lo que la pregunta sería: ¿qué tantos paneles necesitaría para generar la energía que ocupa mi coche eléctrico? 

Pongamos un escenario de un recorrido semanal de 350 kilómetros, que implicaría un consumo de 50 kWh/semana; dicho consumo se puede abatir con una instalación de un sistema fotovoltaico de 1.5 kW, equivalente a 3 paneles solares de última generación, que implica una inversión inferior a los $40,000.00, por lo que no es descabellado el considerarlo, y así, tendríamos ahora sí, un vehículo “cero emisiones”. 

Comparte: