La carrera tecnológica dentro del séptimo arte ha enriquecido las posibilidades para desarrollar historias que resulten convincentes a los ojos de los espectadores. Y desde Méliès y Chaplin se ha intentado alcanzar la veracidad en lo que se refiere a efectos especiales, siendo los efectos visuales (trucos ópticos, fotográficos o mecánicos) la base e inicio de los artilugios con los que se valieron los realizadores para impresionar a las audiencias.
En la actualidad, este tipo de herramientas y técnicas poco a poco se han visto desplazadas por el uso de CGI (Imágenes Generadas por Computadora), ya que su capacidad para crear realidades y nutrir la narrativa avanzó de manera exacerbada en las últimas décadas y esto ha traído consecuencias tangibles para la industria, sus trabajadores y las audiencias.
Uno de los debates más recientes que refiere al CGI involucra a Disney y a su franquicia Marvel, ya que la segunda entrega de Doctor Strange o la serie She-Hulk recibieron fuertes críticas respecto a la apariencia poco pulida de los efectos y personajes.
Esto no es de extrañarse, ya que las exigencias de entregas, la sobreoferta y demanda de contenido audiovisual ha llevado al límite a las empresas dedicadas en este rubro.
Otro factor determinante son los presupuestos, siendo primordial para las productoras obtener el mayor beneficio de sus productos con la menor inversión; y esto muchas veces se logra con el uso de sets virtuales, efectos generados por computadora y la omisión de efectos prácticos (reales) dentro del filme.
A pesar de esto, algunos optan por la “vieja escuela”, como el director Joseph Kosinski, que en mancuerna con Tom Cruise, han llevado al límite los efectos prácticos en Top Gun: Maverick para lograr la mayor veracidad posible cuando de batallas aéreas se trata. En este trabajo, lo digital y lo análogo se unen para generar algunas de las escenas de vuelo más espectaculares de los últimos años.
Pero no todo es una lucha entre lo virtual y lo real, ya que estas tecnologías se compaginan en las nuevas producciones del universo de Star Wars (The Mandaloria, Obi Wan, etc) con el uso de pantallas led de alta resolución, creando escenarios tan realistas e interactivos que dejan a la pantalla verde como algo del pasado.
La tecnología y sus bondades nutren al cine y expandes sus límites, pero su uso y aplicación siempre está regido por la habilidad, criterio y creatividad humana.