Los arquetipos de la marca personal
Seguramente cuando te sientas a ver una serie de televisión, leer una novela o decides ir a ver una obra teatro, no te es difícil identificar a los personajes y de inmediato sabes cuál es el listo, el gracioso, el malo y cuál es el que cuida de todos.
Pues bien, precisamente esto son los arquetipos, son imágenes que el consciente colectivo ha creado en nuestra cabeza sobre determinados personajes. Así cada una de estas imágenes creadas cuenta con rasgos propios, únicos y personales, pero también físicos que te permiten identificarlos y clasificarlos rápidamente.
El desarrollo de arquetipos es una teoría propuesta por Carl Jung en su intento por explicar el comportamiento de los seres humanos con base en los patrones de comportamiento. Así si yo te digo, por ejemplo: piensa en un héroe, ¿cuál sería la imagen que vino a tu mente? Vamos inténtalo te doy un minuto…
Pues bien, puedo casi asegurar que pensaste en un hombre valiente, con determinación y aguerrido, físicamente lo vislumbraste joven, corpulento y atractivo. Posiblemente en tu cabeza está un hombre arriesgado y de buen corazón, orgulloso de lo que ha logrado y espera que los demás lo reconozcan, en fin, supusiste un perfil con características casi universales que se ajusta a este arquetipo, así como lo podrías hacer a cada uno de los 12 arquetipos propuestos por Jung.
El Inocente, El Hombre Corriente, El Explorador, El Sabio, El Héroe, El Forajido, El Mago, El Amante, El Bufón, El Cuidador, El Creador y El Gobernante son los 12 arquetipos a los que le podemos atribuir de forma casi instintiva una serie de características físicas y unos rasgos de personalidad que nos ayudan a predecir cómo será esa persona.
Ahora bien, seguramente después de todo lo que he explicado te estarás preguntando: ¿y qué tiene que ver todo esto con mi marca personal?, ¿cómo puede servirme el saber si soy sabio, bufón o creativo para vender más? Pues en realidad tiene que verlo todo.
Usamos arquetipos porque nuestra capacidad para razonar y pensar es muy limitada. Y gracias a estos arquetipos, podemos aterrizar nuestras características personales para poder hacerlas entendibles a cualquier potencial comprador, empatizando así más fácilmente con nuestros clientes, creando conexiones.
Y si te preguntas cuál es el arquetipo ideal, en realidad no hay uno mejor que otro, ya que todo depende de ti, y es que, aunque la personalidad de cada uno es muy compleja, al momento de crear marketing debemos pensar en simple, con el objetivo de transmitir más fácilmente los mensajes, siempre siendo fiel a ti mismo, a tu naturaleza y a tu sello personal.