Varias mujeres han luchado por mitigar los efectos negativos de la actividad humana en el medio ambiente, tanto aquellas que han tenido un impacto internacional, como muchas que han influido a nivel nacional con su quehacer. Sin embargo, este artículo irá más a lo local, y sí, a lo personal, ya que quisiera dedicar estas líneas a la Mtra. Ma. de los Ángeles Irma Hurtado de Mendoza Torres, Irma para los amigos
La conocí mientras ambos trabajábamos en la Ibero León, yo en el Departamento de Ingeniería, y ella en el Departamento de Ciencias Básicas como encargada del Programa Institucional de Sustentabilidad. Largas y fructíferas pláticas tuvimos sobre cómo hacer un campus más sustentable, y cómo ella iba implementando en su vida diaria las prácticas que pregonaba.
Ir a su casa era toda una experiencia, pues junto con Carlos, su esposo, había diseñado un espacio distinto, agradable y sustentable. Tenía un sistema constructivo bioclimático, que mantenía el interior a temperatura confortable durante todo el año; un sistema fotovoltaico mucho tiempo antes de que se popularizara su uso; separaba y trataba el agua residual: el agua negra iba a una fosa séptica y el agua gris pasaba por trampa de grasas y un humedal, que producía los alcatraces más bonitos que he visto.
Irma influyó en muchos de nosotros, tanto quienes fuimos sus compañeros de trabajo y amigos, como en gran cantidad de estudiantes. Un día el cáncer llamó a su puerta, y mientras tuvo fuerza para hacerlo, ella siguió brindando su tiempo a quien le pedía ayuda.
Recuerdo haber asistido con ella como jurado a una feria de ciencias de una escuela que nos hizo la invitación, y al verla llegar ya en silla de ruedas, los organizadores del evento le dijeron que podían haber invitado a alguien más si ella se encontraba impedida para ir, y ella dijo: “mientras cuente con fuerza y familia que me apoye, estaré ayudando a la difusión de la ciencia en los jóvenes”.
Sirvan pues estas líneas como un pequeño homenaje a esta gran mujer, que hizo de este, un mundo mejor.
