Sofía se ha propuesto bajar esos kilos de más y está dispuesta a hacer lo que sea necesario para lograrlo. Su plan no es nada extraordinario: comer mejor y hacer ejercicio.
Todo inicia bien, pero después de una semana afloran los pretextos y al final de la segunda semana ya no hace nada de lo que se había comprometido. Pero, ¿por qué sucede esto?, ¿cómo podemos cambiar nuestros hábitos?
La primera herramienta es establecer metas específicas y medibles de cómo, cuándo, con quién, etc., vas a generar ese nuevo hábito. El siguiente paso es pensar claramente en los beneficios de tu meta y los impedimentos que pudieras tener. A esto último se le conoce como “contraste mental”, que son las respuestas a dichos obstáculos por medio de sentencias “Si – entonces”.
Si seguimos con el ejemplo de Sofía, ella piensa que sería fabuloso usar nuevamente toda esa ropa que ya no le queda, pero uno de los obstáculos que identifica es que es amante de la pizza y siempre la come al menos 3 veces a la semana.
Así que, con este contraste mental, define su intención de implementación: “Si estoy en el comedor y veo la pizza, me giro, me voy y tomo la naranja” y se lo repite constantemente. Suena una tontería, pero resulta que nuestros sistemas automáticos pueden prestar atención a todo eso y cambiar hábitos.
Para demostrarlo, Peter Gollwitzer, profesor del Departamento de Psicología en la Universidad de Nueva York, intentó ver si este plan podría ayudar con los buenos propósitos de Año Nuevo.
Preguntaron a un grupo de participantes cuáles eran sus intenciones, si habían identificado los problemas que podrían tener para lograrlas y si tenían intenciones de implementación definidas para ellos.
La gente que fue formada en aplicar este método logró alcanzar el 85% de los propósitos sencillos contra el 79% de los que no lo aplicaron. Resultado cuestionable parece ser, pero no si vemos el cumplimiento de metas difíciles: 60% contra el 20%. ¡Es una relación 3 a 1!
Así que cada vez que quieras ayudarte a cambiar tus hábitos nunca pierdas de vista los pasos:
- Establece metas específicas y cuantificables.
- Piensa, imagina y disfruta con los beneficios de lograr ese cambio.
- Identifica los impedimentos.
- Define intenciones de implementación “Si – entonces” y repítelas mentalmente.
Si sigues estos pasos tan sencillos seguro podrás cambiar tus hábitos para ser más feliz.