En los últimos años ha incrementado la oferta de coches eléctricos por parte de los fabricantes y concesionarios, y hay también un mayor interés en este tipo de vehículos debido, por un lado, al alto costo de los combustibles, así como a una conciencia ecológica, al considerar que se evitaría contaminación ambiental al realizar el cambio de un carro a base de gasolina por uno eléctrico.

Vale la pena entonces preguntarnos si efectivamente es ecológico el cambio mencionado, pues al menos aquí en México, cerca del 80% de la energía eléctrica proviene de combustibles fósiles como gas natural, carbón, combustóleo, diésel, entre otros.

Existen dos tipos de contaminación del aire: la local (smog) y la global (emisiones equivalentes de CO2). Si consideramos la contaminación de aire local, efectivamente los coches eléctricos la evitan al 100%, pero no es así en el caso de las emisiones globales, pues dependiendo de la forma en que la

electricidad se genera en cada región o país, las condiciones cambiarán.

Tomando como fuente los datos que tiene el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) sobre emisiones de CO2 equivalentes, si comparamos el consumo de un auto tipo sedán a gasolina, respecto a otro de condiciones similares, pero que utiliza solo energía eléctrica, este último generaría 54.8% menos emisiones de CO2 a la atmósfera que el vehículo de gasolina.

Ahora, que si a la par del uso del coche eléctrico se instala un sistema fotovoltaico que produzca el equivalente al consumo energético del carro, el balance total sería aún más favorable.

Cabe señalar, sin embargo, que el uso de coches eléctricos no abona a un cambio radical en las condiciones ambientales, pues se sigue generando tráfico, inversión en calles y carreteras, etc., que se reducirían drásticamente si se modificara de fondo la forma en que nos transportamos.

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