De esas que inician con la premisa de ser una “historia basada en hechos reales”, nos muestra el origen, auge y caída de Frank Lucas, un traficante de heroína afroamericano que se abre camino en el también racista mundo del crimen organizado en la reciente época de Posguerra de Vietnam en los años 70’s. Con Denzel Washington y Russell Crowe en el que fuera tal vez uno de sus últimos papeles relevantes en Hollywood.
Otra película consagrada como un clásico de culto, con un perfecto Gary Oldman en el papel de un policía de narcóticos sucio, cuyas acciones serán el objeto de deseo de venganza del personaje encarnado por una ultra joven Natalie Portman, que se ve obligada a caer bajo el refugio de León, un asesino profesional quien, a su vez, no le queda mayor escapatoria que proteger y guiar su venganza.
Una de las cumbres de la ya prolífica y sumamente creativa dupla creada entre el director Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio en el protagónico, quien de manera brillante encarna las manías, el ego y la visión del magnate de la aviación y del cine Howard Hughes, resultando en una película esencial dentro de la filmografía de Scorsese.
Como sucede en buena parte de la obra de Spielberg, lo interesante de la película no es en sí la historia, sino su manera de contarla. Desde un diseño de títulos animados que recuerda a las icónicas secuencias diseñadas por el mítico Saul Bass en los años 60 y 70, buena relación entre planos secuencias y un diseño de arte de época impecable.