Si bien se hace referencia a que el siglo XX fue marcado por un pensamiento de competencia y autosuficiencia, es en nuestro siglo en donde se rompe este pensamiento y se da paso fuertemente a los nuevos modelos y estructuras que fomentan la colaboración.
Esto no es de sorprender, ya que la historia ha marcado al hombre como ser social desde los pequeños grupos de recolectores y cazadores, hasta la evolución de comunidades en grandes ciudades. Esto es evidencia que nos recuerda que el hombre es un ente social, cooperativo y colaborativo cuya ventaja evolutiva (además de su capacidad de adaptación) ha sido la de construir cosas con otros.
En la última década, el término en inglés “coworking” se ha vuelto una moda, siendo este una nueva forma de realizar el trabajo y compartir. Pero fue a finales de los 90 que el diseñador de videojuegos americano, Bernie DeKovem, utilizó el concepto por primera vez, dando el significado “working together as equals“(trabajar juntos como iguales), lo que contrasta con el tradicional concepto de trabajo “working together, yet separate“(trabajar juntos aunque separados).
Sin embargo, es hasta el año 2005 que Brad Neuberg en San Francisco lleva este concepto no solo a una forma de trabajar, sino que lo lleva a diseñar y generar espacios físicos en donde lo que se busca es generar los ambientes necesarios para propiciar el trabajo colaborativo y fomentar la innovación.
El trabajo colaborativo va más allá de la simple prerrogativa de trabajo en equipo. Este permite configuraciones flexibles de acuerdo a las necesidades del proyecto y promueve entornos para que la comunicación sea abierta y fluida.
Algunas de las características y enfoques principales del trabajo colaborativo son:
- a) Busca la cocreación de conocimiento para resolución de problemas o reto
- b) Impulsar la creatividad y la innovación.
En la actualidad han proliferado fuertemente los “coworking spaces”, espacios de trabajo que facilitan que emprendedores, profesionales independientes, y MiPYMEs compartan un mismo espacio de trabajo para poder llevar a cabo sus actividades y proyectos profesionales. Un coworking space puede brindar a los profesionistas independientes ventajas como:
ahorros significativos en rentas, ambientes de trabajo adecuados para realizar actividades profesionales, flexibilidad en crecimiento de espacios, e imagen corporativa ante clientes entre otros.
Sin embargo, muchos de estos espacios se han vuelto meramente rentas inmobiliarias, que solo ofrecen un espacio físico sin brindar el verdadero valor que persigue un coworking space, que es la de propiciar la colaboración entre los usuarios.
Coworking spaces como el del Parque Tecnológico Cien ubicado en el Campus León del Tecnológico de Monterrey, son verdaderos espacios que invitan y generan ambientes de colaboración e innovación.
Estos son centros de trabajo que se conforman en sí mismos como una comunidad. Es en este lugar donde los emprendedores y profesionistas independientes pueden generar networking profesional, creando vínculos y proyectos conjuntos, además de encontrarse con clientes o proveedores, mentores empresariales, inversionistas y hasta socios potenciales para nuevos proyectos.
Al mismo tiempo, en este espacio se propicia por diseño que fluya la comunicación y el aprendizaje, es decir, se cuenta con actividades, charlas, workshops y coffee talks, donde las tendencias y los nuevos conocimientos se comparten.
Finalmente, estos espacios se convierten en el epicentro de la creatividad y de la innovación para los alumnos, profesores y colaboradores, emprendedores, profesionistas independientes y empresarios que transitan en este ecosistema de colaboración.
Por Lic. José Ramiro Quezada Díaz
Director del Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera del Parque Tecnológico del Tec de Monterrey