El 2020 pasará sin duda a la historia como un año atípico, que ha modificado drástica y súbitamente nuestra forma de vida.
Nos hemos visto obligados a adaptarnos a una situación de confinamiento y al uso de un cubrebocas que, si bien es incómodo y no permite mostrar plenamente nuestra expresión facial y ver la de los demás, ha sido el mayor símbolo de solidaridad ante la situación.
Otra condición a la que nos hemos tenido que acoplar, es a la interacción profesional a distancia, logrando incluso un trabajo más eficiente que en las reuniones presenciales. Se ha evitado el traslado de un sinnúmero de personas incluso entre ciudades, y con el uso de herramientas como Zoom, Meet o Teams, hemos podido sortear las dificultades.
Como he mencionado en números anteriores, aproximadamente el 50% de la energía que consumimos en el país se destina al transporte, tanto de bienes como de personas, y es el sector en el que más debemos incidir si pretendemos ser más sustentables.
Una forma de hacerlo es evitar los desplazamientos innecesarios, y la tecnología lo está permitiendo. No quiero decir con esto que se deben terminar las reuniones presenciales ni mucho menos, y más si son de carácter lúdico o de mera convivencia.
En lo que debemos pensar es en aprovechar las herramientas que ya tenemos a la mano para disminuir nuestros traslados, en caso de que la reunión de trabajo pueda llevarse a distancia, y con esto reduciremos también el tráfico en las ciudades.
Algo también muy importante, desperdiciaremos menos tiempo en el coche (y no se diga en ciudades como la Ciudad de México), mejorará nuestro humor, seremos más productivos y tendremos más tiempo para pasarlo con nuestras familias.
Estoy seguro que cuando la normalidad nos vuelva a alcanzar, seremos capaces de aprovechar los aprendizajes que hemos tenido para ser una sociedad más sustentable, y el ejemplo mencionado es una de tantas estrategias que podrán ayudar.