Es el verano de 1968, Ralf Hütter y Florian Schneider se conocen en la Academia Remscheid, cerca de Düsseldorf, Alemania. Su afinidad en común por la música los lleva a formar su primer proyecto llamado Organisation y que dos años más tarde, específicamente a inicios de 1970 se convertiría en Kraftwerk, una de las bandas más influyentes en la era de la música moderna. En esta ocasión hemos elegido hablar de Kraftwerk, a propósito de la muerte de uno de sus fundadores, Florian Schneider quien falleció hace unos días.
No se entendería la existencia de proyectos musicales como Depeche Mode, Pet Shop Boys, New Order, Daft Punk, Chemical Brothers y muchos más, sin la influencia y el legado de Kraftwerk. Una agrupación que reinterpretó la manera en cómo los conceptos musicales se materializan visualmente en el escenario y en pantalla.
Alejándose de la composición convencional, Florian Schneider usaba amplificaciones y distorsiones para sus flautas y violines, Ralf Hütter hacía lo propio con los teclados. La idea era apartarse de lo establecido, proponiendo nuevas melodías hechas con sonidos experimentales y sesiones en vivo en donde se improvisaba. Eran nuevos sonidos, era la música del futuro, cuatro hombres convirtiendo datos en música a través de sintetizadores y computadoras.
El propio David Bowie elogió a la banda, e inclusive los invitó a colaborar con él, cosa que nunca sucedió. Lo que sí ocurrió es que Bowie le dedicó el tema “V-2 Schneider” del disco Heroes a Florian Schneider. Tal vez los alemanes declinaron la propuesta porque estaban muy ocupados cocinando el sonido de las próximas décadas, mientras el mundo se entregaba al frenesí del rock and roll.
Cualquier sonido que tenga indicio de escucharse como sintetizador se lo debemos a Kraftwerk, de ese tamaño es su trascendencia y legado. Estos músicos alemanes innovaron con su música hace más de 50 años y las notas de sus piezas, siguen haciendo eco hasta el día de hoy.
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