Mayed Nazzoure, emigrante de sirios, nacido y criado en Venezuela, es un eterno enamorado de las artes que desde hace 17 años vive en nuestro país. Egresa de la Escuela Superior de Teatro y luego estudia en la Escuela de Cine y Televisión de Caracas.
Llega a México en 2003 gracias a una beca para estudiar guionismo cinematográfico, de ahí lo invitan a trabajar en un proyecto a León y en el transcurso salen más proyectos, se enamora, se casa y hoy, lleva la dirección artística de Microteatro León, 15 minutos de teatro en 15 metros cuadrados con 15 personas.
Mayed, ¿cómo surge la idea de traer a León un nuevo concepto artístico?
Microteatro se origina en Madrid en el año 2009 con Miguel Alcantud, quien es un director español. En aquel tiempo era muy caro ir al teatro, por lo que interviene con otros artistas un edificio antes usado como casa de citas y en cada una de las habitaciones se representaba una obra de teatro de 15 minutos y se cobraba 1 €. Nosotros conocimos el concepto en la Ciudad de México, nos gustó tanto que decidimos traer la franquicia a León.
¿Qué consideras fue lo más complicado al ofrecer una propuesta alternativa al teatro convencional?
Lograr que quince desconocidos quieran compartir un espacio de 15 metros cuadrados es mucha cercanía, a veces la gente se siente un poco intimidada y hay que lograr invitar a los espectadores a romper ese temor. Por otro lado, creadores, directores, actores, escenógrafos, productores y dramaturgos tuvieron que aprender a romper esquemas.
¿Cómo fue la respuesta de la gente con Microteatro León?
Ha sido muy positiva tanto para las personas que ya consumían teatro de manera habitual como para los nuevos espectadores. Hasta el día de hoy, Microteatro León ha recibido en sus salas a 32 mil espectadores en 108 obras de 13 temporadas. Hemos reunido cerca de 300 personas que han trabajado desde que inició este proyecto.
La situación actual que estamos viviendo, nos está haciendo salir de nuestra zona de confort y reinventarnos, ¿cómo se está reinventando Microteatro León?
Estamos explorando lenguajes que nos permitan seguir haciendo lo que amamos, utilizar las tecnologías digitales al servicio del arte, en este caso el teatro, y estamos haciendo unos conversatorios a través de las redes sociales con directores, actores y dramaturgos. Además de transmitir lecturas dramatizadas de algunas de nuestras obras. Después de todo esto, todos los creadores saldremos con nuevas herramientas que vamos a poner a disposición para alcanzar un mayor número de personas y tocar vidas.
En tu experiencia, ¿cómo ves el panorama teatral en nuestra ciudad?
Yo veo un panorama excelente, prolífico. Siempre he dicho que León es una ciudad en donde a la gente le gusta ver teatro, es una de las ciudades del estado donde más teatro se hace y por eso creo que vamos a tener grandes sorpresas. Tenemos dos licenciaturas de teatro en el estado: la Universidad de Guanajuato y la otra está en la Universidad de León, todos esos estudiantes y nuevo talento que está saliendo viene a reforzar todo el panorama teatral donde personas profundamente comprometidas iniciaron un movimiento que es importante a nivel nacional.
Sabemos que tienes un proyecto alterno a Microteatro León, que es la compañía de teatro para sordos enSEÑAteatro, ¿qué nos puedes compartir sobre él?
EnSEÑAteatro es un proyecto que me llena de muchísimo orgullo. Es una compañía de teatro de sordos conformada por actores sordos y oyentes, todas nuestras obras de teatro son bilingües, eso quiere decir que la puede ver una persona oyente como un sordo y la pueden entender perfectamente.
Somos un proyecto que todos los días se fortalece y cada vez más hacemos un trabajo de inclusión en la sociedad. Aparte de hacer teatro también impartimos taller de lengua de señas. El año pasado fuimos los ganadores de la Muestra Estatal de Teatro y nos tocó representar el estado de Guanajuato en la Muestra de Centro Occidente.
Comparte una experiencia que haya significado un antes y un después en tu vida.
Cuando era niño me gustaba mucho contar historias, pero era tartamudo y sabía que no podría ser actor. Un día en mi escuela primaria abrieron un taller de teatro y me inscribí porque quería saber cómo se hacía el teatro por dentro, conocer todo el manejo desde las entrañas del teatro y así ser un mejor director. Me encargaba de la utilería y la escenografía pero me aprendí a todos los textos y los trazos de los actores.
Un día de ensayo, el actor principal no llegó y estábamos consternados porque faltaba muy poco para el estreno. El maestro preguntó quién se sabía el texto y tímidamente levanté la mano y creo que para no hacerme pasar un mal momento me pasó al ensayo.
En el momento que me tocó hablar, por supuesto que me trabé, no podía salir una palabra de mi boca, así que respiré profundo y toda la obra de teatro corrió sin ningún problema. Cuando terminamos el ensayo todo el mundo aplaudió.
El maestro, sorprendido, me preguntó que cómo era posible que siendo un tartamudo no había tartamudeando en ningún momento durante la obra. Y en ese momento volví a ser tartamudo, pero pasó algo muy interesante porque allí entendí estando en el escenario no era yo porque estaba representando un personaje y decidí que tenía que estar más tiempo en la escena. Cuando salí de la prepa, decidí estudiar actuación.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiere dedicarse al teatro?
Primero lo primero: que vea teatro. En segundo: que lea teatro, que visite museos, que explore las artes en todas sus disciplinas y que sea un gran observador de la realidad que le rodea. Ser conscientes de nuestro entorno siempre nos dará herramientas para representar nuestras propias historias.
“El arte es un producto de primera necesidad que tiene que estar al alcance de todos”.